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LA LUCHA CONTRA EL TERRORISMO

La Ertzaintza detiene en Guipúzcoa a ocho etarras con 160 kilos de dinamita

Los terroristas convertían en un taller de electrónica teléfonos móviles en mandos para artefactos

La más importante operación policial contra ETA en su feudo de Guipúzcoa comenzó apenas 48 horas después de que los máximos representantes de todas las policías establecieran en la sede del Ministerio del Interior, en Madrid, nuevos protocolos de coordinación en la lucha antiterrorista. "Hemos estado en contacto permanente toda la noche con el secretario de Estado para la Seguridad, Pedro Morenés, y con el propio ministro", Mariano Rajoy, explicó ayer Balza.

La constatación de que los miembros del comando Buruntza (corona en euskera) tenían un vehículo ya preparado como coche bomba para un atentado desencadenó las órdenes de detención y registro, firmadas por el titular del Juzgado Central de Instrucción número 5 de la Audiencia Nacional, Baltasar Garzón.

La operación comenzó a las cuatro de la madrugada de ayer en cuatro viviendas y un garaje de las localidades guipuzcoanas de Zizurkil, Lasarte y Zaldibia. Los dos supuestos liberados, es decir a sueldo de la organización, han sido identificados como Francisco Javier Makazaga Azurmendi, de 27 años, en situación de busca y captura, y Santiago Vicente Aragón Iroz, de 26, candidato de EH en 1999 en las elecciones forales navarras. Los dos residían en el piso de Zizurkil que servía de base al comando desde hace seis meses.

En Lasarte fueron detenidos Ibon Etxezarreta Etxaniz, de 29 años, antiguo miembro de Jarrai, la ilegalizada organización juvenil radical, y su compañera sentimental, Susana López García, de 23. Y en Zaldibia, Oskarbi Jauregi Amondarain, condenada a un año de cárcel por un delito de desórdenes públicos en 1998. Además, fueron arrestados Luis María Carrasco Aseginolaza, Javier Unanue Estensoro y Miren Alaitz Intxausti. En total, ocho detenidos, de los que cinco serían "con total seguridad", según Balza, integrantes del comando -tres legales (no fichados por la policía- y dos liberados, mientras que los otros tres mantendrían algún tipo de colaboración. El consejero de Interior subrayó que ningún miembro del comando logró huir y que la rapidez con que se desarrolló la intervención policial evitó que pudieran reaccionar, a pesar de que se encontraban armados.

El piso de la calle Bulandegi de Zizurkil, en el que fueron capturados tres de los presuntos terroristas, disponía de un taller de electrónica. Allí se encontraron medio centenar de teléfonos móviles que uno de los miembros del comando preparaba como mandos a distancia para activar explosivos. En el garaje de Lasarte se encontró un Ford Fiesta con matrícula doblada que fue robado el pasado 24 de junio en Segura (Guipúzcoa) y que tenía una olla vacía, para ser llenada con explosivos, en el maletero.

Para perpetrar los atentados el comando disponía de 160 kilos de dinamita Titadyne, robada en Grenoble (Francia) en marzo pasado, así como una cantidad no precisada de amosal y amonal, listados de objetivos, manuales de preparación de explosivos y una cuantiosa suma de dinero.

No menos impresionante era su arsenal de armas: cinco subfusiles, dos fusiles de asalto tipo Cetme, tres pistolas, una escopeta de cañones recortados y una gran cantidad de granadas de todo tipo, junto con tubos lanzagranadas. La Ertzaintza halló también fundas de granadas vacías y envoltorios de explosivos ya utilizados en atentados que la investigación trata de determinar.

Balza aprovechó ayer para desquitarse de las críticas de ineficacia reiteradamente recibidas y subrayó que la operación contra ETA es fruto de un trabajo de meses "que no siempre se le ha reconocido" a la Ertzaintza.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 23 de agosto de 2001