Las fuentes consultadas destacan que nunca ETA había sufrido tantos reveses como los que ha encadenado desde comienzos de 2000, con la pérdida de 150 terroristas o colaboradores, los últimos seis capturados ayer en Barcelona, objetivo prioritario de la organización hasta el punto de que, desde 1986, ha situado en dicha ciudad siete comandos, todos desarticulados.
La banda se embarcó en enero de 2000 en una carrera criminal que ha costado la vida de 35 personas, pero que le ha supuesto la pérdida de 17 comandos (seis en 2000 y 11 este año, los mismos que entre 1996 y 1999), daños de difícil reparación en sus aparatos (logístico, de mugas (paso de fronteras), de relaciones internacionales, de análisis de información...) y el jaque continuo a su vivero juvenil.
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La presión en Francia se ha traducido en la detención de destacados dirigentes etarras, entre ellos Francisco Javier García Gaztelu, Txapote, jefe del aparato militar; su colaborador Zorión Zamakola, creador de la red de espionaje; Gregorio Vicario Setién, autor del robo de dinamita de Grenoble (Francia), o Ignacio de Gracia Arregi, Iñaki de Rentería, uno de los máximos dirigentes de ETA, que cayó con parte del aparato logístico.
Los expertos consultados subrayan que 'ETA está en una situación de debilidad que no se conocía desde antes de la tregua', aunque matizan que la banda conserva capacidad para matar, con un comando en Madrid, parte del complejo Donosti intacto y con su reserva francesa: 'Sin ser triunfalistas, se puede decir que ETA está muy débil y que cada vez tiene más difícil sustituir a los detenidos'.
Los analistas subrayan que la carrera criminal de ETA le resta apoyos en Euskadi y que han vuelto a surgir voces de los radicales abertzales que cuestionan la lucha armada con la misma intensidad que lo hicieron tras el asesinato de Miguel Ángel Blanco, en julio de 1997. Pero sobre todo destacan que si el nuevo clima de relaciones entre la Ertzaintza y Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado cuaja, 'ETA lo va a tener muy difícil'. 'Cuando el intercambio de información sea fluido, los golpes van a aumentar y la banda se debilitará más', dicen. Mariano Rajoy, ministro del Interior, apuntó que 'el nuevo marco de relaciones' y la sucesión de golpes dejan claro 'que puede acabarse con ETA'.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 25 de agosto de 2001