Estados Unidos inició ayer la operación militar Justicia Infinita, cuyo más que probable objetivo, aún no especificado oficialmente, es Afganistán. Más de cien aviones de combate estacionados en territorio estadounidense recibieron la orden de partir de forma inmediata hacia el golfo Pérsico y un portaviones zarpó hacia el Mediterráneo. Otros dos portaviones permanecen estacionados en las cercanías del golfo Pérsico, con Afganistán al alcance de sus aviones y sus misiles. No hay campaña bélica que no reciba un nombre y la denominación de la nueva guerra de Washington contra el terrorismo se dio a conocer minutos antes de que se anunciara el envío de al menos un centenar de aviones de guerra hacia Oriente Próximo.
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Los aviones incluyen bombarderos de largo alcance B-52 y cazabombarderos F-15 y F-16. Las escuadrillas aéreas serán escoltadas por aviones nodriza (los primeros en despegar, para asegurar el suministro de combustible por encima del océano Atlántico) y aviones-radar AWACS. Según fuentes del Pentágono, el despliegue, precedido por el inmediato envío de controladores aéreos, debía concretarse "en 24 horas".
El portaaviones Theodore Roosevelt y su flota de escolta zarparon ayer también de Norfolk (Virginia) con destino al Mediterráneo, en un viaje previsto desde hace meses. El Departamento de Defensa no quiso especificar, sin embargo, cuál era el destino final del portaaviones, ni si había recibido instrucciones relacionadas con posibles ataques contra Afganistán u otros países. Otro portaaviones, el Enterprise, que debía haber abandonado el golfo Pérsico, ha recibido órdenes de permanecer en la zona. Un destructor y un crucero zarparon desde Japón hacia la zona. En las próximas horas, otro crucero armado con misiles Tomahawk saldrá desde este país hacia el Índico. Cada uno de los dos portaaviones carga más de 70 cazabombarderos, a los que se suman los estacionados en bases turcas y saudíes con la misión de patrullar las "zonas de exclusión" del espacio aéreo iraquí. El Reino Unido dispone también de aviones en la región. Mañana o pasado, cuando los aviones enviados desde bases estadounidenses lleguen a la zona, la fuerza aérea disponible debería podría bastar, según fuentes militares citadas por CNN, para lanzar un primer ataque.
Mensaje a los talibán
La hora de los contactos diplomáticos con Afganistán parece haber concluido. El Gobierno de los Estados Unidos no quiere ya negociar con los talibán acerca de Osama Bin Laden. "El mensaje del presidente a los talibán es muy claro: es el momento de la acción, no de las negociaciones", afirmó ayer Ari Fleischer, portavoz de la Casa Blanca, después de que el gobierno de Kabul pidiera entablar conversaciones sobre el futuro del saudí residente en territorio afgano.
Bush señaló ayer de nuevo a Afganistán como objetivo de una intervención militar, en caso de que Bin Laden no fuera expulsado del país. Afirmó que "el primer objetivo de una campaña muy larga" consistiría en detener y llevar ante los tribunales a los responsables de los ataques terroristas del 11 de septiembre. Bush considera a Bin Laden el "principal sospechoso".
Respecto al papel de España en la crisis, el Gobierno todavía no ha recibido la solicitud oficial desde Washington para permitir que las bases de Rota y Morón sean utilizadas en la operación militar. De todas formas el Ejecutivo español ha reiterado en varias ocasiones su disponibilidad a aceptar esta utilización. A este respecto, se ha incrementado el número de vuelos de carga en ambas instalaciones.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 20 de septiembre de 2001