Casi se maledecía ya la lluvia, se maldecían los nervios y se maldecía el marcador, que reflejaba un escuálido 1-0. Y encima el cuarto árbitro había levantado el cartón anunciando cuatro minutos más. Tiempo para sufrir más que para buscar el segundo. Y, de repente, apareció Saviola, que enfiló el área como un estilete: se zafó de Javi Venta, hizo inútil la salida de Sergio y mantuvo el suspense cuando otro defensa resbaló. El Camp Nou se puso en pie al anunciarse un gol tan argentino. Y no falló. Un maestro en el uno contra uno. Todo en siete toques y siete segundos. Un gol de antología, que celebró alzándose la camiseta y tirándose al césped.
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"Ojalá pueda repetirlo más veces. Es algo para recordar. Y espero que el Barça siga por esta senda de buenos resultados", dijo el jugador. Tras un mes aciago, en el que ha sido más noticia por sus sorprendentes suplencias que por su juego, Saviola cerró anoche su semana perfecta: la abrió el martes con un gol de pillo en Estambul y la cerró ayer con otro similar, como dijo Bonano, a los que metía en River. Saviola. Pepe Mel, técnico del Tenerife, dijo que el pibito hizo algo reservado a los elegidos: engañar el marcador y el partido. "Todo el mundo hablará de él menos de nosotros que hemos sido un equipo y hemos perdido por las individualidades del Barça". Queda ahora el repititivo interrogante de si Saviola estrenará titularidad en campo contrario (fue suplente en Sevilla, Pamplona y Estambul). "Eso ha venido ocurriendo pero yo no me canso de repetir lo mismo:. Rexach ya tendrá en la cabeza el equipo que quiere en Alemania", dijo el jugador, huyendo de polémicas y optando por hablar del Bayern Leverkusen, el próximo rival en Europa.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 23 de septiembre de 2001