Los jefes de siete tribus de Afganistán y comandantes de diversas organizaciones armadas que combaten el régimen talibán mantuvieron ayer en Roma un encuentro con el último rey del país, Zahir Shah, donde reside desde 1973, con vistas a definir una estrategia común para el próximo futuro de Afganistán.
El ex rey está preparando una reunión de la Loya Jirga, una especie de consejo tradicional de notables, para que sean los propios afganos los que resuelvan los problemas que tiene planteados el país, acusado por EE UU de ser uno de los eslabones esenciales en la cadena terrorista que está detrás de los atentados del 11 de septiembre contra Nueva York y Washington.
Mustafá Zahir, nieto del ex rey afgano, precisó ayer que Zahir Shah, de 86 años, no tiene 'ambición personal' de recuperar el trono de Kabul, del que fue apartado en 1973 por un golpe incruento dirigido por su cuñado. 'El rey no pretende una restauración de la monarquía. Es, simplemente, un pacificador. Esa es la razón por la que ha hecho un llamamiento a la nación', declaró.
El nieto del ex rey añadió: 'La ayuda internacional es óptima y de agradecer, sobre todo en lo que respecta a los refugiados y a la asistencia sanitaria, en general. El resto lo haremos nosotros solos'. Tanto los jefes tribales como los representantes de la Alianza Norte, principal grupo armado de oposición a los talibán, insistieron ayer en rechazar una intervención directa de EE UU en Afganistán y subrayaron que el único apoyo que quieren es político y, a lo sumo, logístico.
Por orta parte, Yosnou Kanuni, que representa a la Alianza Norte, negó rotundamente que haya habido una incursión de tropas occidentales en su país. 'No hay un solo soldado norteamericano ni occidental en suelo afgano, dijo ayer en el hotel romano donde se aloja en espera de ser recibido hoy junto a una delegación de congresistas de EE UU por el ex rey.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 30 de septiembre de 2001