El tesorero del Servicio de Seguridad Social de la Armada (SSA), teniente Francisco Chana, no sólo decidió invertir el dinero de las cuotas sociales de ese cuerpo en Gescartera, sino que tenía su propio contrato de inversión en la empresa de Antonio Camacho. En el expediente disciplinario que le ha abierto la Armada admite que invirtió 12 millones de pesetas suyas en Gescartera. ¿De dónde las sacó?, le preguntaron sus superiores. De un premio de lotería que ganaron sus padres. Sacó el dinero a tiempo.
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El almirante general Francisco José Torrente Sánchez, jefe del Estado Mayor de la Armada, no mencionó, durante su comparecencia ante la Comisión Gescartera, este presunto premio de lotería con el que fue agraciado el teniente Chana, ni que dedicara ese dinero a Gescartera, ni que hubiera recuperado el dinero a tiempo. Esta información está catalogada como 'Secreta' entre la documentación que la Armada ha remitido al Congreso.
El diputado socialista Ángel Martínez Sanjuán le preguntó si él había notado alguna mejora en el nivel de vida de los mandos de la Armada ahora expedientados, como coches nuevos o regalos. El jefe de la Armada respondió que no le constaba. Ahí quedó este asunto.
Pero por la tarde llegó al Congreso documentación secreta que revela ese supuesto premio, de la lotería nacional de 1998, es decir, antes de que la nueva regulación del impuesto sobre la renta exigiera declarar, sólo con efectos de control, los premios de la lotería.El teniente Chana, además, también tuvo a tiempo la premonición de que convenía desinvertir y sacó su premio de Gescartera.
El jefe de la Armada sí subrayó que los cargos expedientados confiaron a Gescartera una 'discrecionalidad excesiva' para gestionar sus inversiones. Un ejemplo: Primero argumentaron que Gescartera ofrecía una mejor rentabilidad que el resto del mercado. Pero, como contestó Torrente al diputado del PNV Pedro Azpiazu, la primera inversión, realizada en julio de 1999, fue de 20 millones, y tenía pactada una rentabilidad del 7%; pero 15 días después se hizo otra, de 225 millones, que sólo rentaba el 4,25%. Y el consejo directivo de la Armada sin enterarse.
El argumento del teniente Chana, y del comandante Torán y los coroneles Redecilla y Portal, fue que Gescartera ofrecía mejores intereses que nadie. Y así, relató el almirante Torrente, pasaron de colocar en distintos bancos los 300 millones de pesetas mensuales que aproximadamente recaudan en la Armada por cuotas de la Seguridad Social a dedicarlo todo a Gescartera. Han salido escaldados. El almirante Torrente anunció que hasta que culmine el 'proceso de extinción' de la SSA para integrarse en el sistema general de Seguridad Social no se va a invertir ni una peseta. Está todo en una cuenta remunerada abierta en la sucursal del BBVA que hay en el cuartel.
El dinero no va a salir ya más del cuartel, pero, según el relato de Torrente, cuando lo hizo no fue ni por información privilegiada ni por presiones de ningún tipo. Una de las preguntas, del diputado del Grupo Mixto Joan Puigcercós, puso un nombre encima de la mesa: ¿No influyó Fernando Marín, jurídico de la Armada y marido de Pilar Valiente?. 'No, hasta donde yo sé', respondió el almirante.
El diputado del PP Andrés Ayala quiso que el jefe de la Armada subrayara esa ausencia de 'información privilegiada'. Se lo preguntó directamente y éste replicó: 'Lo que ha sucedido se explica porque hubo quien se tomó atribuciones que no le correspondían'.
El almirante Torrente, y antes que él Isidoro Hernández Sito, presidente de CETARSA (Compañía Española de Tabaco en Rama), tuvieron que responder a reiteradas preguntas sobre por qué, al estallar el escándalo, habían argumentado que Gescartera era una sociedad 'bien vista' o 'bien vista en la CNMV'. '¿Bien vista, por quién?', les preguntaron prácticamente todos los comisionados de la oposición. No hubo respuesta.
Dos de las respuestas de Hernández Sito merecen un aparte: 'Invertimos en Gescartera sin insinuaciones de nadie, ni de la Iglesia, ni del Ejército, ni de los transformistas, de nadie'. Y 'afortunadamente diría que me alegro de haberme enfadado con Luis Ramallo hace cinco años. Así no ha podido ser él'.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 3 de octubre de 2001