La revolución industrial fue un proceso que no sólo afectó a la producción sino que supuso un cambio en la enseñanza del siglo XIX. El aprendizaje de las ciencias se hizo más experimental y menos teórico, y para ello eran imprescindibles una serie de intrumentos científicos que hoy son parte del patrimonio industrial. El museo de Física y Química del Instituto Padre Suárez de Granada reúne un conjunto de más de 300 piezas históricas que se usaban para la pedagogía a finales del siglo XIX.
El 87% de los aparatos que se conservan están en buen estado por el cuidado que el centro les ha dado durante décadas. Hay aparatos de electricidad, de telefonía y telegrafía, de óptica, de calorimetría y meteorología, instrumentos mecánicos y máquinas de obras públicas. La mayor parte proceden de países como Francia o Alemania, fabricantes más importantes de material científico, pero también hay instrumentos locales, como una radio de un mecánico granadino.
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* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 6 de octubre de 2001