Selecciona Edición
Selecciona Edición
Tamaño letra
Crónica:FÚTBOL | Séptima jornada de la Primera División

Fran acaba con el sueño del Barça

La pegada del Deportivo noquea a los azulgrana, que se adelantaron con un gol de Kluivert

La exquisita zurda de Fran decantó un partido muy fabril, de mucho cuerpo, bien trabajado y mejor disputado, digno de dos equipos que se visten por los pies. Al Barça le faltó solamente pegada para combatir al Deportivo, que le cuestionó su liderato, como manda la ventisca de Riazor, un campo muy exigente y que no admite medias tintas. Tenía más equipo el Deportivo y a la larga hizo valer su superioridad numérica en la cancha con paciencia y sabiduría.

Menos remendado que el Barcelona, el Deportivo quedó mejor parado en el campo, así que desde el inicio fue a por el partido con mayor determinación. Atacaron los blanquiazules las partes blandas de un rival que defendía con dos laterales reciclados y un central improvisado, novedades obligadas que le dieron un aspecto aparentemente vulnerable. Enfrentando a la zaga por bajo y por alto, el grupo de Irureta pareció más saludable que el de Rexach. Más que sometidos, los azulgrana no atinaban a retener la pelota y las jugadas se sucedían frente a Bonano. La vivacidad y el ritmo que el plantel local dio a la contienda provocaron la sensación de que el Deportivo acabaría arramblando en algún momento al Barcelona, más que nada por insistencia.

Al Barça, sin embargo, poco le importa el qué dirán y lo que aparente. Ha aprendido a defender y a competir. Frente al jaleo que provocaba el acoso deportivista, más ruidoso que otra cosa, los azulgrana fueron madurando el partido. No doblaron el espinazo cuando el contrario les invitó a una refriega física y, además, se dispararon en rápidas transiciones manejadas por Luis Enrique y Kluivert, jugadas orientadas casi siempre hacia el flanco de Héctor, por donde el Deportivo sangró de mala manera. Las maniobras de Kluivert, expresadas en un gol precioso, desvertebraron al equipo blanquiazul, falto de la autoridad anímica y futbolística de Mauro Silva.

Juegan los azulgrana en las dos áreas y tienen buenos enganches entre una y otra punta del campo. Ya no pierden la posición como en otros tiempos y pelean el resultado con entereza. Pero les falta mejorar el control de la pelota y saber cerrar los partidos, justamente lo contrario del Deportivo, un equipo que se ha acostumbrado precisamente a los grandes remontes. Había un detalle, además, que jugaba en contra del Barça. Irureta tenía más profundidad de banquillo que Rexach. Para los cambios azulgrana, se alineaban cinco futbolistas del filial. Andaba justamente el entrenador azulgrana removiendo entre los suplentes cuando apreció Fran por el callejón del 10 y con un zurdazo impecable le puso el lazo a un toque de primera de Romero que le dejó frente al portero.

Volvía al partido a sus orígenes, donde más le apetecía al Deportivo. La agresividad del plantel blanquiazul es notoria en Riazor y el Barça se sintió golpeado sobre todo en los balones interiores. Físicamente lastimados, los azulgrana perdieron cuerpo y pasaron un mal rato, sobre todo cuando Fran volvió a coger la posición y remató a la red un segundo gol tan hermoso como el primero. El gol cambió el partido como un calcetín. Pasó el Deportivo a defenderse y el Barcelona a atacar, y del debate salió mejor parado el plantel gallego porque al catalán le faltó presencia en el área contraria.

Para ganar en Riazor es menester un equipo grande, sin fisuras, y muy hecho. Al Barcelona todavía le falta un palmo. Dañado por las bajas, defendió su suerte con un esfuerzo enorme, pero le faltó un plus para disputarle la victoria al Deportivo. Anoche estuvo cerca del triunfo, pero otra jornada no supo administrar un gol de ventaja frente a un rival que es el máximo goleador del campeonato. La alineación rebajó necesariamente el nivel de exigencia del equipo en su primer partido de verdad.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 7 de octubre de 2001