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LAS CUENTAS DEL ESTADO

El debate sobre los presupuestos deriva en un choque entre PP y PSOE por Gescartera

Los socialistas piden la dimisión de Montoro y el ministro se defiende atacando a Zapatero

El debate de los Presupuestos Generales del Estado para 2002, celebrado ayer en el pleno del Congreso, sirvió para que el Gobierno y el primer partido de la oposición mantuvieran un agrio enfrentamiento.

El final de la campaña gallega no rebajó la crispación. Al contrario, ésta subió unos grados más cuando el ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, se burló del "imperceptible" efecto Zapatero en los votantes del domingo. El portavoz socialista, Jordi Sevilla, sacó a colación el caso Gescartera y le dijo que, por "calidad democrática", ya debía haber asumido su responsabilidad y dimitido.

En cuanto se supo que el portavoz socialista en el debate sobre los Presupuestos Generales del Estado para 2002 no iba a ser el secretario general del PSOE, José Luis Rodríguez Zapatero, desde el Gobierno y el PP se empezaron a cargar las baterías.

Pero los socialistas también estaban preparados y su portavoz, el responsable de Economía, Jordi Sevilla, se adelantó a la andanada del ministro de Hacienda.

"Señor Montoro, usted no ha ocultado su deseo de tener en este debate a otro interlocutor distinto de mí. Le aseguro que a mi grupo también le hubiera gustado debatir otros presupuestos con otro ministro de Hacienda, si ello fuera la prueba de que usted había asumido sus responsabilidades políticas por lo ya conocido en el caso Gescartera", le dijo Sevilla. "Sólo por lo ya conocido", insistió.

El diputado del PSOE dedicó buena parte de su intervención a este escándalo financiero y criticó el intento del PP de involucrar a toda costa en el caso "a algo que se parezca a un socialista".

En su réplica, Montoro abrió la caja de los truenos. Primero, recordó que en los últimos cinco años los socialistas han tenido cuatro portavoces distintos en ese trámite parlamentario. "Le deseo mejor suerte que a sus antecesores", dijo condescendiente a Sevilla.

Efecto "imperceptible"

Después, entró de lleno a criticar a Rodríguez Zapatero, quien escuchó desde su escaño, aparentemente imperturbable, los doce minutos que le dedicó Montoro. "Felicito al señor Zapatero porque va a pasar a la historia por ser el primer líder de la oposición que no fue capaz de subir a esta tribuna a explicar su alternativa", afirmó el ministro, para concluir que tal alternativa no existe.

"El efecto Zapatero es tan tranquilo que no es perceptible", declaró Montoro, quien tradujo el "socialismo libertario", que invoca a veces el dirigente socialista, como "esa amalgama anárquica que es el PSOE" y que se refleja, a su juicio, en los diferentes discursos que hacen los socialistas en distintas zonas de España.

El titular de Hacienda, en tono de mofa, felicitó a Zapatero por los resultados de las elecciones gallegas, en las que el PP obtuvo 41 escaños frente a los 17 del PSOE. Montoro se extendió sobre el efecto que pudo tener en la campaña electoral la intervención del ex presidente del Gobierno Felipe González, al que calificó de "jefe de filas" de Zapatero, y de quien dijo que sólo fue a Galicia "para insultar".

Desde los escaños de la oposición se respondió con un fuerte griterío a las continuas descalificaciones del ministro.

El titular de Hacienda aseguró que la nueva dirección socialista, por muchos esfuerzos que haga, es "rehén de su pasado" y se extendió en comentarios sobre la supuesta preocupación del líder del PSOE por su imagen y presencia en los medios de comunicación. "Por mucha fotogenia del vacío, lo que se ve es que usted no comparece en este debate porque no tiene alternativa y prefiere seguir haciendo canutazos [declaraciones a radios y televisiones] en los pasillos del Congreso", le espetó.

El ministro aprovechó su exposición para recordar la situación heredada en 1996, cuando los socialistas dejaron el Ejecutivo. Montoro reiteró que bajo el Gobierno de Aznar se han creado en estos años 2.560.000 empleos, el 92% en el sector privado. Cifras que esgrimió para presumir de que la tasa de paro se ha reducido a la mitad. El mismo método utilizó para situar a la Seguridad Social prácticamente en la quiebra en 1996 y congratularse ahora de haberla llevado al superávit. Para el ministro, ese "contraste de panoramas" puede calificarse de "formidable" y "espectacular".

El diputado del PSOE Jordi Sevilla eludió entrar a debatir sobre el pasado y optó por ceñirse al presente: "Señores del Gobierno, han desaprovechado un buen ciclo económico para que España diera un gran salto adelante en modernización y cohesión social y ahora que vienen tiempos un poco más difíciles caminan sin rumbo, envueltos en propaganda gastada y con un Gobierno quemado por su incompetencia y los escándalos". Un diagnóstico que contrastó con el ofrecido por Montoro, según el cual España está en mejores condiciones para afrontar las dificultades económicas gracias al Gobierno del PP y, en particular, por la firme actuación del vicepresidente Rodrigo Rato.

El ministro de Hacienda culminó con una admonición: "Los españoles les van a colocar en su sitio, señores socialistas". Sevilla no se arredró: "Sí, señor Montoro, nos van a colocar en La Moncloa".

* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 24 de octubre de 2001