"El próximo año yo volveré a traer a esta cámara los Presupuestos del Estado y espero que para entonces a José Luis Rodríguez Zapatero se le haya pasado ya la incapacidad para defender su proyecto económico alternativo". Con esta frase tan categórica y retadora, Cristóbal Montoro, el ministro de Hacienda, quiso salir al paso ayer en el Congreso, durante el debate de los presupuestos para 2002, de las acusaciones del portavoz del PSOE, Jordi Sevilla, por no haber dimitido "por lo ya conocido" del caso Gescartera.
Montoro anunció así que no tiene ninguna intención de renunciar por las implicaciones de su departamento en ese caso, reveló que no cree que vaya a ser relevado por José María Aznar y concluyó, de paso, que no tendrá que asumir ninguna responsabilidad política como consecuencia del escándalo financiero.
El diputado socialista, como los buenos boxeadores, había optado por iniciar su discurso golpeando primero en el flanco que se presumía iba a utilizar Montoro para cuestionar los conocimientos económicos del líder del PSOE.
Sevilla descalificó la intervención del ministro como un "balance de despedida" y un "aburrido testamento político". Tras criticar duramente la calidad del proyecto económico expuesto por Montoro, Sevilla espetó: "Usted y Rato no tienen la seguridad de ser los que ejecuten o perpetren estos presupuestos".
Romper la tradición
El ministro tiró de argumentario. Su equipo le había preparado varias réplicas para subrayar el hito sin precedentes de Zapatero al romper la tradición y no defender en la tribuna como líder de la oposición su proyecto económico alternativo. El PP buscó incluso casos de debates de Manuel Fraga como jefe de la oposición frente a los ministros económicos de Felipe González y destacó que el propio Aznar mantuvo esa discusión a los tres meses de ser proclamado candidato a presidente en 1989 con Carlos Solchaga.
Montoro provocó protestas en los bancos socialistas cuando aprovechó para aludir a que el año pasado Rodríguez Zapatero tampoco sostuvo este debate (entonces, debido al fallecimiento de su madre) y fue sustituido por el portavoz en la Cámara, Jesús Caldera, cuya intervención consideró "tan brillante que este año no le han dejado subir a la tribuna a sumar puntos delante de su dirección".
Aludía el ministro así, indirectamente, a la noticia difundida la semana pasada sobre un viaje a Cuba de la esposa de Caldera con puntos de la compañía Iberia.
Sevilla, por su parte, no desperdició la ocasión de destacar la soledad de Montoro en el hemiciclo (hubo momentos en los que el aforo no llegó a 20 diputados de los 350) para definir esas ausencias como "el triste espectáculo de su despedida política". El presidente del Gobierno apenas aguantó en la sala 30 minutos de los 50 que duró el matinal discurso escrito de su ministro.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 24 de octubre de 2001