American Airlines cerró el tercer trimestre del año con los peores resultados de su historia, al registrar unas pérdidas netas de 414 millones de dólares (unos 76.500 millones de pesetas). En el mismo periodo del año anterior, la compañía obtuvo 322 millones de dólares de beneficios. Los malos resultados, superiores a lo que esperaban los analistas, recogen el impacto sobre el negocio aéreo de los atentados del 11 de septiembre (para los que se utilizaron dos aeronaves de la compañía), cuyo efecto, según la propia empresa, ha sido 'devastador'.
'Estamos en medio de la peor crisis financiera de la historia de la industria [aérea]', aseguró el consejero delegado de American Airlines, Don Carty. Otras empresas del sector pasan por momentos críticos. La compañía de bandera belga Sabena puede presentar un expediente de quiebra en cualquier momento, según publicó ayer el diario De Standaard, que da cuenta también de la falta de inversores dispuestos a sacarla de su situación crítica. La quiebra de Sabena, de confirmase, podría suponer la desaparición de 5.000 empleos.
Precisamente para evitar quiebras, la prensa suiza informó ayer de que el denominado Plan Fénix para reflotar el grupo suizo Swissair (incluida la filial Crossair) costará 4.388 millones de euros (730.000 millones de pesetas), que deben de ser aprobados por el Consejo Federal. La posibilidad de que Swissair se beneficie de dinero público enfureció a la británica Easyjet, que explota vuelos desde Ginebra y Zúrich, amenazara con tomar medidas jurídicas.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 25 de octubre de 2001