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Convergència aprueba federarse con Unió Democràtica en un congreso 'a la búlgara'

El 99,77% de los congresistas vota a favor del proyecto de la dirección

No hubo ni una sola sorpresa. Nadie votó en contra. El congreso extraordinario de Convergència Democràtica de Catalunya (CDC) aprobó la federación con Unió Democràtica (UDC) en una votación envidiable: el 99,77% a favor y el 0,23% de abstenciones. Un total de 878 síes y dos tímidas abstenciones. Unos resultados que se asemejan a las grandes unanimidades que cosechaba Todor Zhivkov en los congresos del Partido Comunista Búlgaro allá por las décadas de 1960 y 1970. Por este congreso, CiU obtiene luz verde para convertirse en una federación de partidos.

Todos siguieron el guión. Jordi Pujol, presidente de CDC y de la Generalitat, cedió todo el protagonismo a su delfín, un Artur Mas que ayer, tal vez cansado por la moción de censura, sólo consiguió que los 900 delegados expresaran su entusiasmo en forma de aplausos cuando se refirió a la lista de espera que tiene su peluquero, tras las críticas a su peinado proferidas por el dirigente socialista Pasqual Maragall durante la censura de hace dos semanas.

Ayer Pujol salió decidido a representar el pasado, mientras que dejaba para Mas el futuro. Se habían repartido los papeles. Hasta tal punto que la intervención del líder histórico de la coalición nacionalista fue cerrada al público. Pero los detalles no se cuidaron demasiado. No hubo ni un solo voto en contra, como en las épocas de apogeo de las tesis sobre los países de soberanía limitada en la Europa que vivía bajo la férula de la extinta URSS. Todo estaba destinado a afianzar las bases de federación.

Quizá por eso, Pujol repitió hasta cuatro veces que el pacto de federación debe desembocar irremediablemente en una sola fuerza política, expresión que saca de sus casillas a los socios democristianos de Unió. Justamente por la utilización de esta expresión, UDC, en su reunión del consejo nacional, el pasado mes de marzo, cosechó el 16,3% de votos de castigo, algo que ayer no asomó ni por casualidad.

Mas, ayer objetivo de cámaras, fue el encargado de hacer un discurso de marcado tinte soberanista, algo que precisa la coalición después de haber rechazado diversas propuestas de pacto con Esquerra (ERC). 'No queremos una Cataluña tutelada o vigilada, cabizbaja y que tenga que pedir perdón en cada esquina', añadió Mas, y pidió moral de victoria para que, además de ganar las próximas elecciones autonómicas, 'Cataluña algún día tome sus decisiones librememente'.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 29 de octubre de 2001