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Un problema de identidades

Julio Claudios contra Antoninos. Augusto versus Trajano. Aunque ambos emperadores se llevan casi un siglo de diferencia, ayer fueron expresión de los problemas de identidad por los que atraviesa Convergència.

La culpa inicialmente fue del alcalde de Tarragona, Joan Miquel Nadal. La primera autoridad municipal tarraconense, en su discurso de bienvenida a los disciplinados congresistas, puso como paradigma de la España que no conoce a Cataluña a un ministro del Gobierno del Partido Popular -concretamente a un Josep Piqué que no citó- que confundió una de las paredes de la sala del palacio de congresos con la muralla de Tarragona. En realidad se trata de una cantera a cielo abierto en la que trabajaron los presos de la cárcel provincial en épocas poco dadas a paradigmas.

Nadal dio a la sala el nombre de Trajano, oriundo de la Bética, en lugar de Augusto, el primero de los emperadores a quien está dedicada la sala en cuestión, según se lee en los rótulos.

La ucronía de identidades no acabó ahí.Artur Mas, secretario general de CDC, utilizó en dos ocasiones la expresión algú (alguien) para referirse indistintamente a él mismo y a Pasqual Maragall.

Pujol, profesional y eficiente, sí tenía las identidades claras. Y sobre todo los objetivos del congreso extraordinario. Así que se personó en la sala de prensa del congreso y, con la intención de ceder cuota de cámara a su sucesor, se convirtió en hombre de pocas palabras. Sintetizó su discurso -anteriormente a puerta cerrada- ante los periodistas. Terminó con: 'Bueno y esto es una pastilla [síntesis para los medios de comunicación audiovisuales] de lo que dentro de la sala he dicho en 50 minutos. Ya tenéis bastante, amunt i crits'.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 29 de octubre de 2001