El Gobierno argentino prevé recibir del FMI un adelanto de hasta 4.200 millones de dólares (773.000 millones de pesetas) para garantizar la reestructuración de la deuda externa. Del acuerdo con la avanzadilla del FMI que llegó ayer a Buenos Aires depende el anuncio de las nuevas medidas económicas, que tiene previsto efectuar en las próximas horas el presidente Fernando de la Rúa. El nerviosismo de los mercados por la demora se manifestó con una fuerte subida del índice del riesgo del país a suspender pagos, hasta los 2.013 puntos, y un retroceso de la Bolsa bonaerense del 8,67%.
La estrategia del ministro de Economía, Domingo Cavallo, es lograr una reprogramación voluntaria de la deuda con una reducción significativa del capital o de los intereses de los bonos. El objetivo es alentar a los acreedores a aceptar un canje de títulos a un interés del 7% que estarían garantizados por la recaudación impositiva. Para facilitar la aplicación de este plan, Cavallo reclama el desembolso de 1.200 millones de dólares que el Fondo Monetario Internacional (FMI) tenía previsto entregar en diciembre, y la colocación en un fondo de garantía de otros 3.000 millones que debían llegar en marzo próximo. Si el nuevo canje funciona, el Estado confía en rebajar los pagos de intereses del orden de 3.000 ó 4.000 millones de dólares.
En plena negociación con el FMI, el subsecretario argentino de Finanzas, Julio Dreizzen, renunció ayer a su cargo inesperadamente tras asistir a una reunión con funcionarios del Fondo, según fuentes oficiales, que achacaron la decisión de Dreizzen a "motivos personales".
La operación de ingeniería financiera en la que se halla embarcado el equipo del ministro de Economía es de alta complejidad, ya que los bonos están repartidos en una gran variedad de manos, que incluyen inversores de todos los tamaños y fondos de pensiones, y los títulos están en diferentes monedas. Nada garantiza que la estrategia de Cavallo tendrá éxito, opinan varios analistas. Si fracasa, Argentina puede verse abocada a una reestructuración obligatoria de la deuda y a una más que probable suspensión de pagos.
Incumplimientos
Hasta ahora, el Gobierno no ha sido capaz de cumplir los grandes compromisos adquiridos. Con una recesión de 40 meses a cuestas (los salarios del sector privado cayeron un 20% los últimos tres años y el desempleo supera el 17%), la política de déficit cero que se presentó como el requisito para recuperar la confianza de los mercados e iniciar la senda del crecimiento no ha funcionado. Cavallo ya admite que sin resolver el problema de la deuda de poco sirve el equilibrio fiscal. Por otra parte, el Gobierno tampoco ha cumplido la meta de mejorar la recaudación.
Además de la reestructuración de la deuda, las otras medidas que tiene previsto anunciar De la Rúa contemplan la reducción del IVA para estimular el consumo, ayudas para familias con bajos ingresos, créditos para las pymes, la refinanciación de las deudas de la Seguridad Social. También será fundamental un nuevo recorte del gasto público. El jefe de asesores de Cavallo, Guillermo Mondino, dijo ayer en Madrid que el nuevo plan prevé reducir el gasto público en dos puntos del PIB en el año 2002, informa Fernando Gualdoni. Mondino también aseguró que se mantendrá la paridad uno a uno del peso y el dólar y que no habrá devaluación. "El plan", señaló Mondino, "tiene como objetivo acabar con esos rumores que tanto dañan a la economía".
Mientras el Gobierno da los últimos retoques a las medidas económicas, el presidente se dispone a recomponer las negociaciones entre el Gobierno central y los gobernadores provinciales, rotas la semana pasada a raíz del anunció de Cavallo de que no podía cumplirse el pacto federal "porque el Estado no tiene dinero". La oposición justicialista, que controla las provincias más importantes y tendrá a partir del resultado de las elecciones del 14 de octubre la mayoría en el Congreso, trata de derogar los poderes especiales que el Parlamento otorgó a Cavallo en marzo pasado.
La incertidumbre sobre el futuro de la economía argentina provocó el desplome del índice Merval de la Bolsa de Buenos Aires, que cayó un 8,67%. En la misma línea se comportaron las principales plazas bursátiles latinoamericanas. La Bolsa de São Paulo se dejó un 3,42%, Chile cayó otro 1,65%, la misma pérdida que registró el mercado mexicano.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 30 de octubre de 2001