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Crónica:Copa de la UEFA

El peor Celta, en el peor momento

El conjunto vigués dice adiós a la UEFA al caer goleado por el modesto

Fracaso. Fracaso total. Búsquense excusas, que no se encontrarán. El cuarto asalto consecutivo del Celta en busca hacerse un nombre en Europa acabó, de forma tan inesperada como prematura, en el más que modesto campo del Slovan Liberec, donde el equipo de Víctor Fernández, tan grande, tan piropeado, tan henchido de gracia en la Liga española, se estrelló contra un grupo de futbolistas voluntariosos que le dieron al partido la importancia que merecía.

SLOVAN LIBEREC 3| CELTA 0

Slovan Liberec: Kinsky; Capek, Johan, Holenak, Janu; Jun (Hodur, m. 70), Langer, Kolousek, Luka; Stajner (Kozuch, m. 91) y Baffour (Nezmar, m. 70). Celta de Vigo: Cavallero; Velasco, Sergio, Berizzo, Juanfran (Jesuli, m. 76); Luccin, Vagner; Karpin, McCarthy, Gustavo López (Edu, m. 70); y Maurice (Catanha, m. 53). Goles: 1-0.M. 39. Stajner de cabeza. 2-0. M. 71. Nezmar cabecea un medido centro desde la derecha. 3-0. M. 90. Nezmar. Árbitro: Franz Wuck (Alemania). Enseñó cartulinas amarillas a los jugadores del equipo español Karpin, Gustavo López y Cavallero. Unos 8.000 espectadores en el campo U-Nysy de Liberec (República Checa). El Celta queda eliminado por el tanteo global en contra de 4-3.

Ocurrió lo contrario entre los célticos, que formaron un grupo de élite adornado con un puñado de jugadores que hasta ahora apenas fueron de la partida. Había, quizá, que reservar, por aquello de que el 3-1 de la ida daba margen para experimentos. El Slovan, que está de fiesta hoy y que seguirá de fiesta mañana y el mes entero si tiene la suerte de que el bombo le junte con un rival tan engolado como el Celta, se embolsó una goleada para él histórica, que echó por tierra todo el prestigio de su rival.

Necesitaba dos goles el Slovan y consiguió tres. No lo hizo con rápidos contraataques, sino discutiendo la posesión del balón, que el Celta maltrató de mala manera en un ejercicio de renuncia a los principios que su entrenador proclama. La pelota viajó por el aire incontrolada, rebotada de bota a bota, sin el criterio que podría haberle otorgado, por ejemplo, Mostovoi. Pero el ruso se quedó en Vigo porque sus tres goles de la ida parecieron suficientes, y a la hora de buscar soluciones su figura no aparecía en el banquillo.

Despiezado por las ausencias de Mostovoi, Cáceres y Gionvanella, tiró el equipo vigués de futbolistas como Vagner, McCarthy o Sergio. El primero volvió a tener los efectos de un virus en un equipo que se consideraba hecho; McCarthy se perdió en regates estériles, y Sergio defendió mal todos los goles.

Fue anotar un gol y lanzarse el Slovan a la yugular del Celta. Hasta ese momento, y con el partido considerablemente avanzado, parecían los de Vigo reponerse de unos primeros minutos de desconcierto. Al menos la pelota había pasado a pies del Celta después de unos apurillos iniciales. Pero llegó el gol cuando apareció la primera barbaridad defensiva, en una falta desde la izquierda en la que a la zaga le dio por defender en masa el primer palo y desguardar el segundo, donde remató Stajner.

En el segundo gol, Sergio se separó amablemente de Nezmar, y el tercero no llegó en pleno ataque en masa visitante, como podría suponerse, sino después de varios avisos. Porque la desaparición del Celta fue total y hasta el último minuto. El equipo que luchó hasta cuartos de final en las tres últimas ediciones, víctima de ilustres rivales como el Barça o el Marsella, y verdugo de otros de cierta enjundia, abandonó así la competición que tanto contribuyó a dignificar en años anteriores. Eran otros tiempos.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 2 de noviembre de 2001