Ante la amenaza del ántrax, Estados Unidos propuso ayer reforzar y modificar el Tratado de Armas Biológicas que en junio pasado se negó a seguir negociando. La nueva iniciativa del Gobierno estadounidense convierte en delito criminal el uso, fabricación y posesión de armas biológicas con fines terroristas. También pide controlar a nivel mundial la manipulación, incluso entre científicos, de organismos peligrosos. Los norteamericanos intentan así tener el apoyo de la comunidad internacional en caso de que los recientes brotes de carbunco sean obra de Bin Laden.
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La propuesta del presidente norteamericano, George Bush, toma como base el convenio de 1972, cuya actualización lleva negociándose, sin mucho éxito, desde hace seis años, pero cambia sus mecanismos de control. En vez de crear una comisión internacional que vigile la efectividad del tratado, la idea que se barajaba hasta ahora, EE UU pide a cada uno de los 144 países firmantes que "endurezcan su legislación criminal" para combatir el bioterrorismo y faciliten los procedimientos de extradición para este tipo de delitos.
Propone a su vez la creación de "un procedimiento efectivo dentro de la ONU [de la que depende el tratado] para investigar los brotes sospechosos o las alegaciones de uso de armas biológicas". A finales del pasado junio, EE UU rechazó en Ginebra la creación de un órgano de control para inspeccionar instalaciones que pudieran destinarse a la guerra bacteriológica. Los norteamericanos aseguraron entonces que la propuesta hacía peligrar su seguridad nacional.
Los misteriosos brotes de ántrax en EE UU, que ya han causado la muerte de cuatro personas, si bien no han cambiado las críticas de forma, han acelerado la voluntad de Washington de conquistar el apoyo de la comunidad internacional. El convenio debe volver a negociarse el próximo día 19.
Para justificar su iniciativa, la Casa Blanca dice que "el azote de las armas biológicas no ha sido erradicado. Al contrario, la amenaza está creciendo". Asegura que "los Estados rebeldes [denominación que Washington utiliza para países como Irak, Corea del Norte o Irán] poseen estas armas y están dispuestos a utilizarlas"; por tanto, es necesario "reforzar el Tratado de Armas Biológicas como parte de una estrategia global para combatir la compleja amenaza de las armas de destrucción masiva y del terrorismo".
Por ello propone a todas las partes establecer un sistema de vigilancia para comprobar que se respetan las reglas del tratado; comprometerse a mejorar el control internacional de enfermedades y perfeccionar la respuesta de los expertos cuando se produzcan brotes sospechosos; controlar a nivel nacional la seguridad, el transporte y la experimentación genética sobre organismos patógenos; crear un código ético internacional para los biólogos que manipulen microorganismos peligrosos.
"He pedido a mi Gobierno que consulte a nuestros amigos y aliados, así como al Congreso, la industria y expertos no gubernamentales, sobre esta propuesta", dice Bush en el comunicado. "Esperamos oír nuevas ideas sobre cómo alcanzar nuestra meta común de eliminar las armas biológicas". Aunque no hay pruebas, Washington cree que Bin Laden es responsable de los casos de ántrax en EE UU, e insiste en reforzar la cooperación internacional.
La investigación sigue dando palos de ciego. Nadie alcanza a comprender cómo murió la cuarta víctima de ántrax pulmonar, una inmigrante vietnamita, Kathy Nguyen, empleada en un pequeño hospital de Manhattan, y a la que nada relaciona con los otros 16 casos de contagio registrados. Las pruebas realizadas no han detectado rastros de la bacteria ni en su casa del Bronx ni en el sótano donde trabajaba.
"Estamos revisando todas las rutas de las cartas que le llegaron", dijo Julie Gerberding, una de las responsables del Centro para el Control de las Enfermedades, que gestiona la investigación junto con el FBI; "no tenemos ninguna pista sobre un contagio por correo".
Mientras, el ántrax sigue apareciendo en los sitios más remotos. Por ejemplo, en Vilna, la capital de Lituania, en un sacos de correos de la Embajada norteamericana. En la embajada de Costa de Márfil y en Uruguay recibieron ayer cartas con polvos blancos y se estudia su composición. Además, se detectaron esporas de ántrax en cuatro oficinas que reparten correo a la administración para el control de productos alimentarios y farmacéuticos, en Washington.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 2 de noviembre de 2001