La Bolsa de Buenos Aires se disparó ayer tras el principio de acuerdo del Gobierno argentino con las provincias. A última hora, el presidente Fernando de la Rúa intentaba cerrar los flecos para limar las diferencias finales y así evitar que el país suspenda los pagos de su deuda. De esa forma, De la Rúa, que ya cuenta con el respaldo de la banca y de los gestores de fondos de pensiones, encontraría el camino expedito para recibir el apoyo definitivo del Fondo Monetario Internacional (FMI). Entre banca y gestores poseen el 40% de los títulos de deuda que el Gobierno quiere canjear por otros con más garantías pero menos rentables.
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El gobierno argentino alcanzó ayer un acuerdo con los gobernadores de las provincias administradas por su coalición, la Alianza de partidos en el poder. El presidente Fernando de la Rúa aseguró que sólo faltaban algunas horas más para que también los gobernadores de las provincias controladas por el peronismo aprobaran el nuevo pacto fiscal. "Faltan horas. El Jefe de Gobierno me dijo que las conversaciones avanzan así que es posible que viaje a Estados Unidos con el acuerdo firmado", dijo De la Rúa.
La inminencia del pacto impulsó a la Bolsa de Buenos Aires a avanzar un 2,7%, y los vecinos mercados de São Paulo, a ganar un 1,61%, y Santiago de Chile, un 2,05%. Madrid avanzó un 1,3%.
El respaldo político de los gobernadores de la oposición peronista, que controlan los distritos más importantes del país, era imprescindible en la cadena de eslabones que debía anudar el gobierno argentino para que el plan económico basado en la reprogramación de la deuda pública funcione. El plan contaba ya con el apoyo de los banqueros y las administradoras de fondos de pensiones para canjear los bonos de la deuda por títulos con mejores garantías de pago pero a tasas de interés que no superen el 7%. El presidente Fernando de la Rúa y el ministro de Economía, Domingo Cavallo, viajan hoy a Estados Unidos en búsqueda del apoyo del Fondo Monetario Internacional. De la Rúa se entrevistará el próximo domingo con George Bush.
El Gobierno nacional cedió en varios de los puntos en disputa para alcanzar el acuerdo con las provincias. Las deudas, calculadas en unos 1.200 millones de dólares, por atrasos en los giros mensuales que corresponden a la coparticipación de impuestos, se cancelarán en un 40% con títulos las Letras de Cancelación de Obligaciones Provinciales (Lecop), pero el 60% restante se pagará en pesos convertibles por dólares. A su vez, la Nación representará a las provincias en la renegociación de sus deudas con los bancos para reducir al 7% las tasas de intereses considerados "usurarios" que pagan las administraciones regionales por sus deudas públicas y que en algunos casos son del 30%. La intervención mediadora de los líderes partidarios, el ex presidente Raúl Alfonsín, senador por la Unión Cívica Radical, y el ex gobernador, Eduardo Duhalde, senador electo por el peronismo, resultó decisiva.
El gobernador de la provincia petrolera del Neuquen, Jorge Sobisch, dijo ayer que los directivos de Repsol YPF estaban dispuestos a canjear a las provincias una parte de las Letras para contribuir al acuerdo. El martes, dos de las provincias más pobres del país, La Rioja al noroeste y Chaco al norte, en la frontera con Brasil, se declararon prácticamente en suspensión de pagos.
Mientras tanto, los gobernadores peronistas no llevaron a delante su amenaza de promover en el Congreso el juicio político al ministro de Economía, Domingo Cavallo y ayer la Cámara de los Diputados aprobó por mayoría la inclusión del llamado "impuesto al cheque", de recaudación diaria, entre los impuestos que deben ser coparticipados entre la Nación y las provincias. El Gobierno había ofrecido la recaudación de ese impuesto como una de las garantías más sólidas de los nuevos bonos que ofrece canjear por los viejos a menor tasa de interés. Este impuesto todavía debe ser aprobado en el Senado e, incluso, podría ser vetado por De la Rúa para evitar que entre en vigor.
Cautela española
La crisis Argentina ha hecho que las grandes empresas españolas extremen su cautela a la hora de realizar nuevas inversiones en América Latina. "Es lógico que frente a crisis como ésta se ajustecualquier proyecto", explica Francisco Pérez González, presidente del Comité Hispano-Argentino de las Cámaras de Comercio. "Pero las inversiones españolas se han hecho a largo plazo, así que se mantendrán", añade. En cuanto a la confianza de los empresarios españoles en el plan argentino, Pérez González cree que "tiene sentido".
"Los dos grandes bancos españoles, junto al Banco Galicia, han respaldado el plan y ahora son las provincias las que deben solidarizarse con la única salida que en este momento tiene el país", agrega, para salir de la crisis. "El presidente De la Rúa tiene ahora más posibilidades de ser apoyado por la oposición que por la Alianza que lo llevó a la Casa Rosada, porque creo que al peronismo le conviene tener un país más saneado para las elecciones de 2003", concluye Pérez González.
En la misma línea, Ignacio Gafo, de CEOE, sostiene que la "apuesta española por Argentina se mantiene intacta", aunque reconoce que es normal que este año caiga la inversión.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 8 de noviembre de 2001