Varios documentales prueban el auge de un género que se creía asfixiado por la televisión
En construcción, de José Luis Guerin, y Sobibor, 14 octobre 1943, 16 heures, de Claude Lanzmann, son dos películas que, en España y Francia, vienen a recordarnos que el género documental existe, que la realidad puede tener un atractivo igual, si no superior, al de la ficción más elaborada y que las personas interpretando su propia vida tienen a menudo un poder de persuasión al que muy raramente acceden los actores profesionales.