El pinchazo de los cuatro primeros (Deportivo, Alavés, Barcelona y Valencia) y la sencilla victoria del Madrid en Vallecas dejaron ayer al equipo de Del Bosque más cerca de la cabeza que en casi toda la temporada. Un punto separa al Madrid del Barça y cuatro del Depor, un puente milimétrico si se tiene en cuenta cómo estaban los madridistas hace unas semanas.
En Vallecas, el Madrid se sintió como en un balneario y el Rayo le regaló un par de goles y luego apenas exigió a su poderoso vecino.
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Del Bosque parece haber encontrado de una vez por todas el esqueleto del equipo, Zidane ha tomado el mando y Morientes, que ayer marcó otros dos tantos, ha puesto la guinda que faltaba. El delantero se ha pegado todo un atracón en una semana redonda: seis goles en tres partidos.
Un botín que contrasta con la sequía del Barça, que pagó con un resacón de órdago su gran noche de Anfield. Los azulgrana, que han corregido sus genéticos problemas defensivos, han marcado 22 goles en la Liga, su cifra más baja de los últimos cinco años. Rivaldo, que ha pasado más tiempo volando que con la camiseta azulgrana, aún no se ha calentado. Además, la discutible decisión de Carles Rexach de alejar a Kluivert del área rival tampoco ha contribuido a mejorar el apetito del Barça, que transita tan pálido como hace un año a estas alturas con Serra Ferrer o hace dos con Van Gaal.
Otro que sufre un ataque de irregularidad es el Depor, que ha vuelto a las andadas. Fuera de Riazor se ha convertido de nuevo en un juguete de plastilina y es el mejor sedante para los colistas. Los gallegos, que ya habían perdido en Vallecas y Tenerife, sucumbieron en Mallorca de forma estrepitosa (4-1). Las rotaciones no le funcionan a Irureta, aturdido ante un equipo que deleita en Europa, se pasea en Riazor y se acatarra en cuanto abandona Galicia.
El Depor, no obstante, salió beneficiado por los patinazos del Alavés -cayó en Villarreal- y el Valencia -perdió en Anoeta su condición de invicto-. El conjunto de Benítez llevaba mucho tiempo en el alambre, disfrazando con un empate tras otro su escasa convicción, su poca valentía. El que parece haber superado con éxito la resaca de Halloween es el Betis, que ganó en Pamplona y ya es tercero en un grupo de cabeza muy estrecho, al que también se asoma el Athletic, que firmó en el Camp Nou su mejor inicio fuera de San Mamés de los últimos 69 años. Esta Liga sigue siendo imprevisible. Nadie le echa el lazo con aplomo.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 26 de noviembre de 2001