Los avisos de la Comisión Europea a España por las altas tasas de paro se extienden también a otros países de la Unión que, como Italia o Grecia, registran igualmente fuertes diferencias en su contra con la media europea. Pero en esta ocasión, los avisos adquieren una mayor gravedad porque el frenazo en las tasas de crecimiento europeo y mundial van a suponer que, por primera vez desde 1997, la UE verá crecer el año que viene el número de desempleados hasta alcanzar la cifra de 12 millones de parados, medio millón más que este año.
Desde 1995, la Unión Europea ha sido capaz de crear 9,9 millones de puestos de trabajo netos. Sólo el año pasado se crearon 2,4 millones de puestos y la cifra total de desempleados se redujo en 1,5 millones, todo un récord en la última década. Pero las perspectivas que presentó la Comisión Europea la pasada semana no son nada halagüeñas y, de hecho, la tasa de paro pasará del 8,3% este año al 8,6% el que viene. Países como Alemania incluso registrarán un índice negativo de creación de empleo del 0,3% en 2002.
Es cierto que España, según esas previsiones, será el país que mantendrá mejor ritmo de creación de empleo que la mayoría de sus socios europeos, pero sólo será del 1%, cuando este año acabará con un 2,3% y en los años anteriores ha estado siempre por encima del 3%.
Con todos estos datos sobre la mesa, para la Unión Europea es más necesario que nunca fortalecer su estrategia común sobre el empleo, lanzada desde 1997 en la cumbre de Luxemburgo y reafirmada en marzo de 2000 en la de Lisboa, donde los Quince se marcaron el objetivo del pleno empleo para 2010. Desde esa cumbre de Luxemburgo la UE se fija anualmente una serie de objetivos comunes dentro de la llamada Estrategia Europea de Empleo, pero también la Comisión efectúa cada año revisiones sobre la situación en cada país y expone públicamente las recomendaciones que considera necesarias. Eso es lo que hizo ayer.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 30 de noviembre de 2001