El Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) ha pedido que se aplique el estatuto de prisionero de guerra a todos los que combaten en Afganistán, ya sean afganos o extranjeros. Este trato se reservaba generalmente para los conflictos internacionales, pero, según Kim Gordon-Bates, portavoz del CICR, se ha decidido aplicar este tratamiento a todos los implicados en Afganistán debido a la "situación particular" que concurre en ese país.
"Esto es muy importante porque un prisionero de guerra, por ejemplo, no puede ser perseguido por haber tomado las armas contra un gobierno y es liberado automáticamente al final de las hostilidades", explicó Gordon-Bates, tras señalar que el CICR ha tomado contacto con las todas las partes implicadas en la guerra de Afganistán y con los países que ejercen influencia sobre ellas para que se aplique este tratamiento a los prisioneros.
Gordon Bates precisó que el prisionero de guerra no puede ser juzgado más que por un crimen o un delito que cometa él mismo, en un proceso judicial individual y no dentro de una acusación que afecte a un grupo, como el ser extranjero". "En este sentido", añadió, "no se puede decir, en el estado actual de las cosas, que los extranjeros que combaten en Afganistán sean mercenarios".
El mercenario es definido, según un protocolo adicional a la Convención de Ginebra sobre derecho humanitario, como "la persona que se bate por un salario superior a lo que reciben las tropas del país". Gordon-Bates recordó que existen casos de voluntarios extranjeros que participaron en conflictos en los que no fueron considerados mercenarios, como fue el caso de las Brigadas Internacionales durante la guerra civil española.
El CICR pretende con este trato a combatientes en Afganistán evitar masacres como la de la cárcel de Mazar-i-Sharif.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 30 de noviembre de 2001