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El optimismo de 'Amélie' triunfa en Europa

Achero Mañas logra con 'El Bola' el premio Fassbinder al descubrimiento del año

Berlín
La película francesa Amélie fue la absoluta ganadora de la 14ª edición de los Premios del Cine Europeo, celebrada anoche en Berlín. La amable y alegre Amélie obtuvo el premio a la mejor película, al mejor director -para Jean-Pierre Jeunet-, a la mejor fotografía y el premio del público. El premio a la mejor actriz fue para Isabelle Huppert y su perturbadora creación en La pianista. Alejandro Amenábar, candidato a la mejor película de 2001 por Los otros, se quedó esta vez con las manos vacías, mientras que su colega Achero Mañas sumaba un premio más para su ópera prima, El Bola. Mañas obtuvo el Premio Fassbinder al descubrimiento del año. Fue el único galardón de la noche para el cine español.

Europa se rindió ayer al nuevo talento del director español Achero Mañas, quien obtuvo el premio Fassbinder al descubrimiento por su película El Bola en la 14ª edición de los premios de cine europeos celebrada anoche en Berlín. Pero la gran triunfadora fue la cinta francesa Amélie. La alegre y optimista película francesa, que narra la historia de una joven camarera obstinada en hacer feliz a los demás, se alzó con cuatro galardones: mejor película, mejor director -Jean-Pierre Jeunet-, mejor fotografía y el premio del público también para su realizador. Achero Mañas, que también era candidato a mejor guión, subió al escenario visiblemente nervioso y dedicó su triunfo a su hija Laura, su familia y el productor del filme, "que desde un principio confió en mí".

Wim Wenders, presidente de la Academia, destaca en Berlín el buen año de cine europeo

Menos suerte tuvieron Los otros, de Alejandro Amenábar, candidata a mejor película, y José Luis Garci, nominado como mejor director. El premio para la mejor actriz fue a parar a la francesa Isabelle Huppert por su interpretación en La pianista, y el de mejor actor para el británico Ben Kingsley por Sexy Beast, una producción hispano-británica.

La gala, celebrada en el reinaugurado circo Tempodron, combinó el tono lúdico, marcado por la presencia de numerosos rostros conocidos del cine europeo, con el reivindicativo por los acontecimientos internacionales que se viven a raíz de los atentados en Estados Unidos del pasado 11 de septiembre. En este sentido, el presidente de la Academia de Europa, el cineasta alemán Win Wenders, resaltó que ha llegado el momento de la responsabilidad para los cineastas. "No debemos olvidar que debemos contribuir a salvar el mundo con nuestra imaginación, buscando la tolerancia, la justicia y la paz".

El escenario no ocultó los elementos circenses del edificio, en el que se podían ver los trapecios colgando, adornado por lujosas lámparas de araña y grandes cortinajes de satén rojo. En la antigua pista se dispusieron unas 50 mesas para todos los candidatos a los premios, los académicos y los invitados especiales.

El premio obtenido por Achero Mañas reconoce el talento de los nuevos realizadores europeos. El director español, de 35 años, ha reflejado en El Bola, su primer largometraje, una cruda y dura historia sobre los malos tratos a los niños. Mañas, vestido todo de negro, entró en la ceremonia acompañado de Alejandro Amenábar, quien por la mañana se había mostrado como un buen pesimista. "Vengo dispuesto a perder, aunque estoy aquí para apoyar al cine europeo", dijo el realizador de Los otros, convencido como estaba de que la película francesa Amélie le iba a arrebatar el premio, como finalmente sucedió. El que se equivocó fue Achero Mañas, que tampoco se mostraba optimista con su suerte y explicaba su presencia en Berlín para apoyar a que los galardones europeos sirvan para lanzar nuestra cinematografía y "poder competir con el cine americano".La película francesa Amélie, dirigida por Jean-Pierre Jeunet y protagonizada por Audrey Tautou, fue la gran triunfadora de la noche, al alzarse con los dos grandes premios, mejor película y mejor director. Su operador, Bruno Delbonnei, también consiguió el galardón al mejor director de fotografía. Amélie, la cinta más taquillera en Francia en lo que va de año, fue también premiada por el público, un galardón que se vota a través de Internet y de revistas especializadas de los distintos países europeos. Jeunet, que fue el que subió más veces al escenario, dio las gracias a los actores del filme y, sobre todo a su productor. "No saben lo bueno que es trabajar con total libertad", dijo.

Isabelle Huppert recogió el premio a la mejor actriz por La pianista (por la que también logró en Cannes el premio a la mejor interpretación) y dió las gracias en varios idiomas. Ben Kingsley, el mejor actor, recibió uno de los aplausos más cálidos de la noche. El galardón al mejor guión fue para el eslovaco Danis Tanovic, por No man's Land, y el del cortometraje, candidatura a la que también optaba el español José García Hernández por Lo básico, se lo llevó el británico Toby MaDonald por Je t'aime John Wayne. El filme australiano Moulin Rouge, protagonizado por Nicole Kidman y Ewan McGregor, consiguió el premio a la mejor película no europea.

A la gala asistieron numerosos actores, actrices y directores europeos, como Nanni Moretti, Ken Loach, Robert Guediguian o Charlotte Rampling. Por parte española estuvieron presentes la presidenta de la Academia de España, Marisa Paredes, que entregó en solitario el premio a Ben Kingsley, y las actrices Paz Vega y Goya Toledo. Quizás uno de los momentos más emocionantes y divertidos de la noche se produjo con la subida al escenario de dos de los componentes del grupo británico Monty Phyton, Terry Jones y Terry Gilliam, que recogieron el galardón de la Academia a toda una carrera. El público les recibió de pie y no pararon de hacer bromas y gamberradas. Más serio estuvo el actor Ewan McGregor, que fue premiado por su labor internacional a través de su película australiana Moulin Rouge, dirigida por Baz Luhrmann. McGregor reconoció que ha cumplido con esta película con muchos de sus sueños de niño: "Es un filme en el que hay amor, magia, música y bailes. Luhrmann me ha brindado la oportunidad de cantar y bailar".

Entre el 'glamour' y la industria

Por primera vez, Berlín fue escenario del encuentro de diez directores de los festivales de cine más importantes del mundo, dentro de las múltiples actividades que la Academia de Cine Europeo ha organizado con motivo de los premios concedidos ayer. Los máximos representantes de Cannes, Sundance, Toronto, Venecia o San Sebastián pusieron en común, en un masivo acto público, los problemas a los que se enfrentan este tipo de certámenes. Mikel Olaciregui, director del único festival español con categoría A, indicó que los festivales son una mezcla de glamour, industria, medios de comunicación y espectadores. Luego, esos elementos cada festival los ordena según sus prioridades, porque unos ponen su enfoque en lo cultural y el descubrimiento de nuevos valores y tecnologías, mientras que otros apuestan por la industria. 'El éxito está en el equilibrio de los elementos y de que cada uno busque su propia personalidad', dijo Olaciregui a la salida del encuentro. En lo que sí coincidieron todos los participantes es en la preocupación porque todas las películas que se estrenen en un festival tengan carrera comercial. En este sentido, el responsable de Zinemaldía alabó la iniciativa del certamen de Rotterdam, que ejerce de distribuidor de las películas que presenta que no hayan sido compradas por ninguna empresa, para que éstas se proyecten en circuitos de salas previamente contratados. Otro de los temas que se debatieron fue la proliferación de muestras cinematográficos -casi 700 se celebran cada año en el mundo- y su repercusión en los principales festivales consolidados.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 2 de diciembre de 2001

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