La amenaza de quiebra que acechaba al gigante estadounidense del sector eléctrico Enron se hizo ayer realidad. La compañía se declaró en bancarrota, la mayor de la historia, y anunció una demanda contra su rival Dynegy, a quien reclama una indemnización de 10.000 millones de dólares (1,85 billones de pesetas) por haber roto su compromiso para adquirir Enron. Con el expediente de bancarrota Enron gana tiempo para reorganizar sus deudas, calculadas en 13.100 millones de dólares (2,4 billones de pesetas), mientras encara su batalla contra Dynegy y busca otras vías de financiación.
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Enron seguirá operando a pesar de la quiebra -según establece el Capítulo 11 de la Ley de Bancarrota estadounidense- mientras negocia con sus acreedores una salida razonable, bajo supervisión judicial, para hacer frente a sus deudas. Hasta entonces, la declaración la protege de cualquier acción legal o de otro tipo de los acreedores. En el expediente de quiebra, presentado en un juzgado de Manhattan, la eléctrica declara activos por 24.700 millones de dólares (4,6 billones de pesetas) y una deuda de 13.100 millones. Se trata de la mayor bancarrota de la historia, superior a la protagonizada por la petrolera Texaco en 1987.
Para reducir costes, Enron anunció el despido de un número indeterminado de los 7.500 empleados que trabajan en su sede, en Houston. Su filial europea, administrada por la auditora PricewaterhouseCoopers desde que suspendió pagos, ya despidió a 1.100 empleados la semana pasada. Enron da trabajo a 21.000 personas en 40 países.
Pero los directivos de Enron no tienen la intención de esperar con los brazos cruzados a una posible reestructuración de la empresa. La demanda interpuesta contra Dynegy se basa en la ruptura, anunciada el miércoles pasado, del compromiso adquirido por ésta para absorber Enron en una operación de 9.000 millones de dólares (1,7 billones de pesetas). Reclama 10.000 millones de dólares en concepto de indemnización. Además, la demandante quiere evitar que Dynegy ejercite su opción de compra del gasoducto de Enron en el norte.
La excepción del gas
La distribución de gas natural, el corazón del negocio, no forma parte de la declaración de bancarrota, según indicó ayer Enron. Este negocio consiste en una red de gasoductos de más de 40.000 kilómetros en Estados Unidos.
"Debido a que la incertidumbre de las últimas semanas ha perjudicado seriamente la confianza del mercado en Enron y sus operaciones de compraventa, estamos tomando estas medidas para proteger nuestras inversiones, estabilizar el negocio, recuperar la confianza de nuestros socios e intensificar nuestra capacidad para pagar a nuestros acreedores", explicó el presidente, Ken Lay, en un comunicado.
Enron también fue el promotor de un mercado virtual de energía, en el que se compraba y vendía electricidad y gas a través de Internet. Esta iniciativa, que se estrenó en noviembre de 1999, hizo famosa a la empresa en medio mundo y la encumbró en la exclusiva lista de las compañías tradicionales que se atrevían con las nuevas tecnologías.
Sus socios en este mercado también sufrirán. La estodunidense American Electric Power y las europeas Centrica y RWE están expuestas a pérdidas de millones de dólares. En la lista de clientes de este servicio no hay ninguna compañía española.
El negocio de Internet era apenas una extensión del imperio de compraventa de energía que Enron consiguió levantar, el más grande de Estados Unidos, con unos ingresos de 100.000 millones de dólares el año pasado.
La crisis de Enron se agravó en octubre, cuando la empresa anunció la huida de miles de accionistas descontentos con su manera de llevar la contabilidad. Estos accionistas representaban 1.200 millones de dólares. La montaña de deudas, la caída en picado en Bolsa (Enron ha perdido 26.000 millones de dólares en valor bursátil en las últimas siete semanas) y, sobre todo, la negativa de Dynegy a comprar arrastraron a Enron a la bancarrota.
Efectos en cadena
En el camino, decenas de bancos y compañías del sector se han atrapado los dedos. La lista de empresas agraviadas es larga. JP Morgan Chase encabezaría el ranking con una deuda total de 900 millones de dólares. Le seguiría Citigroup con entre 700 y 800. En total, bancos de todo el mundo se enfrentan a pérdidas potenciales de más de 1.900 millones de dólares (2.100 millones de euros) a través de créditos concedidos a la endeudada compañía. En el grupo de entidades expuestas se encuentran el BBVA, con 45 millones de dólares, y el SCH, con otros 37 millones.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 3 de diciembre de 2001