La resignación con la que los argentinos se adaptan a las restricciones monetarias alienta la esperanza del Gobierno de alcanzar un acuerdo con todos los sectores económicos y políticos basado en la necesidad de la "unión nacional". El informe de situación que el ministro Domingo Cavallo hizo ante el presidente Fernando de la Rúa fue "alentador", según un portavoz del jefe del Estado. No obstante, la tasa de riesgo acabó subiendo hasta los 3.251 puntos y la Bolsa de Buenos Aires retrocedió un 1,2% frente al alza del 6% del lunes. Madrid subió el 2,23%, y el Ibex, un 2,55%.
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La Bolsa española fue impulsada por los valores de las empresas que tienen fuertes intereses en Argentina y que registraron importantes ganancias tras el incremento experimentado el lunes por el índice Merval de la Bolsa de Buenos Aires. Los de Telefónica subieron un 3,95%, los del BBVA un 3,02% y los del SCH, un 2,41%. Las medidas que impiden a los argentinos retirar más de 250 pesos o dólares semanales en efectivo de sus cuentas, hasta un máximo de 1.000 al mes, obligan a una bancarización de la vida cotidiana en las grandes ciudades. Los pequeños comerciantes y los consumidores que no disponían de tarjetas de crédito o cheques tendrán que adoptar la tarjeta de plástico y el talonario como formas de cobro y de pago. La reacción fue no gastar el dinero en efectivo y cuidar los billetes y monedas como si fueran a desaparecer en el corto plazo.
Cae la recaudación
Ayer se confirmó que la caída en los ingresos del mes de noviembre por recaudación de impuestos fue del 11,6% en relación con el mismo mes del pasado año. Ya en octubre, la baja había sido del 11,3%, y del mes anterior al actual la recaudación se redujo en unos 1.000 millones de dólares. La lectura de los analistas económicos era simple: por la prolongada recesión no hay consumo, no hay ventas, no hay ganancias y con las restricciones monetarias habrá menos consumo, menos ventas, menos ganancias, menos recaudación.
Sin dejar de rumiar su protesta y sin creer "en nada" de lo que dicen los portavoces del Gobierno, según los primeros sondeos al paso, el público seguía ayer consultando en las sucursales y se disponía a iniciar los trámites para abrir sus cuentas. Los periódicos dedicaron páginas especiales a responder las preguntas más usuales y publicaron decenas de anuncios de los bancos con el detalle de sus servicios. El temido caos fue reemplazado ayer por una cierta y extraña calma.
Una fuente vinculada al Gobierno admitía que "a pesar de todo, la gente ha reaccionado, como siempre, con más sensatez que muchos dirigentes y políticos, por eso tal vez haya una oportunidad más para recomponer la situación". El presidente De la Rúa dijo que volverá a convocar la semana próxima a la "concertación nacional" para discutir las bases de un acuerdo con todos los sectores. Las medidas de control de los depósitos contaron en principio con la opinión favorable del subsecretario el Tesoro de EE UU, John Taylor, que en declaraciones a la cadena de televisión NBC, dijo: "Argentina ha adoptado algunos pasos importantes para enfatizar que quiere continuar con la convertibilidad del peso con el dólar".
El ministro Cavallo dijo que el congelamiento parcial de los depósitos es "por 90 días", hasta que concluya a finales de febrero el tramo internacional de la renegociación de la deuda pública. Pero el decreto de necesidad de urgencia no establece plazos. Sólo indica que la restricción se mantendrá hasta que el sistema recupere el nivel de depósitos que tenía el pasado septiembre.
El Gobierno apuesta ahora por conseguir el suficiente apoyo de EE UU como para que el Fondo Monetario Internacional haga llegar a tiempo los 1.260 millones de dólares comprometidos cuando se selló el "blindaje financiero", hace un año. Con esos recursos, Argentina podría afrontar sus pagos mientras se discute el Presupuesto de 2002. Si la reestructuración de la deuda externa concluye con éxito, el Gobierno podría ahorrarse unos 4.000 millones de dólares por la rebaja de intereses el año próximo. Si logra además que se aprueben los recortes por 3.800 millones de dólares, la meta del déficit fiscal cero no parece tan lejana.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 5 de diciembre de 2001