Ni siquiera el triple final sobre la bocina de Djorjevic salvó al Madrid de una derrota a la que el Joventut le condenó desde el primer minuto. Hace semanas que el equipo de Manel Comas anuncia que quiere volver a la élite y colarse en la disputa de la Copa. Y, por lo que viene mostrando, lo conseguirá. En dos semanas se ha deshecho del Unicaja, que llegaba al Olímpico como líder invicto, y del Madrid, que hasta ayer compartía la cabeza de la tabla con los malagueños. Y lo ha hecho del modo más satisfactorio para un técnico: con una trabajada labor de equipo.
JOVENTUT 96| REAL MADRID 91
Joventut: Jofresa (8), Espil (20), Mumbrú (17), Baston (17), Beard (20); Dumas (1), Bueno (6), Reale (5) y Labeyrie (2). Real Madrid: Djordjevic (13), L. Angulo (2), Herreros (18), Struelens (5), Tabak (10); Tarlac (21), Vukcevic (11), Jaumin (0), A. Angulo (2) e Iturbe (9).
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Especialmente ayer, pues, a diferencia de lo sucedido contra Unicaja, el Joventut encontró en el banquillo buenos relevos para un quinteto titular que, a falta de cinco minutos para el final, había perdido a dos de sus estrellas: Beard y Baston. Pero ni siquiera privada de dos de sus piezas clave, además de Bueno, la Penya se arrugó. El equipo de Comas tomó como estímulo el envite final del Madrid (70-70) y cuando el Olímpico comenzó a saber que Herreros también jugaba, sacó fuerzas de flaqueza para dar el arreón final. El Joventut apretó los dientes en defensa y, aferrado a la serena dirección de Jofresa, se encomendó al acierto anotador de Espil y Mumbrú para sellar el encuentro.
De poco le sirvió al Madrid que Djordjevic se acordara entonces de revolucionarlo. Con un juego insulso, deslabazado y fallón, los blancos no dieron sensación de poder doblegar al Joventut. Sólo Tarlac y puntualmente Vukcevic lo mantuvieron. Herreros no dio muestras de vida hasta bien avanzado el tercer cuarto y fue entonces cuando el Madrid pudo tener el partido en sus manos.La Penya dilapidó una ventaja que llegó a ser de 15 puntos (61-46) y vio cómo, en poco más de dos minutos, lo reducía a la mitad (70-63). La remontada espabiló al Madrid pero fue un espejismo. Los blancos se dedicaban a hacer la guerra cada cual por su cuenta, la Penya se reivindicó como equipo y, en un minuto y medio final pletórico, sentenció.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 10 de diciembre de 2001