Cazas F-16 israelíes bombardearon anoche cinco ciudades autónomas en represalia por el asesinato de diez colonos judíos a manos de un comando palestino, cuando las víctimas viajaban en un autobús al norte de Cisjordania. El ataque fue reivindicado por las Brigadas de Al Aqsa, vinculadas al partido gubernamental Al Fatah, y las Brigadas de Ezzedine Al Qasam, el brazo militar de Hamás, que confesaron haber actuado conjuntamente. Aunque el presidente Yasir Arafat ordenó el cierre de las escasas oficinas de las principales organizaciones extremistas palestinas, el Gobierno israelí, tras una reunión de urgencia, comunicó su decisión de romper toda relación con el líder palestino, a quien acusa directamente de los nuevos ataques.
MÁS INFORMACIÓN
- El nuevo esfuerzo negociador salta por los aires
- Tres palestinos muertos y 30 heridos en nuevos ataques de helicópteros israelíes
- Un ataque israelí contra un líder islámico mata a dos niños palestinos
- La UE pide a Arafat que acabe con Hamás y Yihad
- Israel emprende la tercera jornada de bombardeos sobre territorios palestinos
- Tema:: Oriente Próximo, 50 años de lucha
- Encuesta:: ¿Cree que el recrudecimiento del conflicto puede provocar la caída de Arafat?
- Cartas:: La opinión de los lectores
Tres militantes palestinos, apostados en la carretera entre las localidades de Kalkilia y Nablús, al norte de Cisjordania, lanzaron a última hora de la tarde, cuando ya había oscurecido, el ataque con granadas y explosivos contra un autobús de pasajeros que circulaba en las cercanías del asentamiento de Emanuel. Tras hacer estallar dos minas y arrojar los explosivos, los agresores dispararon contra el vehículo y los bomberos y las ambulancias que trataban de acercarse para ayudar a las víctimas.
Según fuentes palestinas, uno de los militantes, Mohamed Rihan, de 25 años, es miembro de Hamás y hermano de otro activista muerto hace un mes por disparos israelíes, informa France Press. El Gobierno israelí replicó que los miembros del comando estaban en la lista de terroristas que facilitaron a Arafat para que los arrestara.
"Hubo una gran explosión en la parte trasera del autobús. Todas las ventanas de detrás quedaron destruidas. El autobús sin embargo continuo deslizándose lentamente unos cien metros más, mientras la gente permanecía tirada en el suelo", aseguró uno de los supervivientes.
El ataque se produjo pocas horas después de que otros dos jóvenes palestinos se inmolaran en los accesos del asentamiento de Goush Khativ, al sur de la franja de Gaza, hiriendo levemente a cuatro israelíes. Los dos suicidas se acercaron a pie hasta la carretera donde se encontraban varios vehiculos de colonos parados, haciendo estallar los explosivos que llevaban adheridos a sus cuerpos.
Cadena de represalias
Las Brigadas de Al Aqsa y las Brigadas de Ezzedine Al Qasam reivindicaron los ataques y aseguraron actuar en represalia por el ataque perpetrado la noche anterior por helicópteros israelíes contra Jan Yunes, al sur de la franja de Gaza, en el que murieron siete palestinos. Testigos del ataque aseguran que los helicópteros lanzaron una andanada de misiles contra un cuartel de la policía, para regresar después y tirotear a la multitud que congregada en la calle.
El asesinato de los diez colonos tuvo una respuesta inmediata; cazas F-16 bombardearon diversos objetivos militares y civiles en Gaza, Jenín, Nablús, Ramala y Rafah. En Ramala, los helicópteros dispararon más de diez misiles contra objetivos de la Autoridad Palestina; los testigos aseguraron que varios proyectiles impactaron cerca de la residencia de Arafat.
En Gaza los misiles destruyeron la sede central de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP) y atacaron diversas instalaciones policiales, entre ellas la sede principal de la policía, mientras que en Rafah los proyectiles derribaron la torre de control del aeropuerto internacional.
En Nablús y por enésima vez bombardearon la prisión y en Jenín, por tercera vez, la sede del gobernador. Según fuentes médicas palestinas, una mujer, madre de ocho hijos, murió de un ataque cardiaco tras ser herida por los bombardeos; otras 17 personas resultaron heridas. Además, los blindados israelíes incursionaron en la localidad autónoma de Beit Jala.
Esta nueva espiral de violencia acaba con el intento del emisario norteamericano Zinni por establecer un alto el fuego de 48 horas. La llamada a la tregua fue aceptada en principio por los responsables israelíes y palestinos, en una reunión celebrada el martes bajo la égida de Zinni.
El ex general trataba con esta tregua de dar un respiro político a Arafat y consolidar las operaciones "antiterroristas" que el Gobierno palestino ha aplicado en los diez últimos días en Cisjordania y Gaza, donde han sido detenidos cerca de 200 militantes y dirigentes de Yihad Islámica y de Hamás. En un intento de alentar estas operaciones, un portavoz del Gobierno de Israel reconoció el martes por primera vez en muchos meses la voluntad de Arafat por desactivar los grupos radicales y buscar un arreglo pacífico a la crisis.
En un esfuerzo por mitigar las represalias del Ejército, Arafat anunció el cierre de las oficinas de Yihad Islámica y Hamás, las dos formaciones fundamentalistas más importantes y punta de lanza de la Intifada. Esta orden es un acto propagandístico de escasa trascendencia práctica, puesto que las dos organizaciones apenas tienen sedes; sus puntos de reunión o agitación suelen ser las calles, las mezquitas o las centros de asistencia caritativa. Algunas sedes ya fueron clausuradas años atrás, para ser reabiertas meses más tarde.
Arafat estaba anoche enclaustrado en su residencia de Ramala. Antes de los ataques de los helicópteros israelíes, las fuerzas de seguridad palestinas erigían barreras y levantaban obstáculos en las calles, para impedir el avance de tanques israelíes hasta Al Mokata, sede la Autoridad Nacional Palestina. De madrugada, los blindados israelíes entraron en la ciudad.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 13 de diciembre de 2001