El Nàstic, un equipo de Segunda, entrenado en sus ratos libres por un boticario, liderado por un jugador histórico en busca de la resurrección, llegó al Bernabéu y desnudó al Madrid.
Bueno, le desnudó media hora de un tiempo y media hora de otro.
REAL MADRID 4| NÀSTIC 2
Real Madrid: Casillas; Miñambres, Hierro, Karanka, Roberto Carlos; Celades (Munitis, m. 68), Helguera; Figo (Carlos Sánchez, m. 83), Zidane, Raúl (Solari, m. 90); Guti. Nàstic: Moso; Rondelaere, Albert Tomás (Lara, m. 47), Marcelo, Quique (Félix Prieto, m. 10), Marc; Codina, Herrero, Masnou, Marín; Cuéllar (Castillejo, m. 63). Goles: 0-1. M. 1. Pase en profundidad de Marín a Cuéllar, que levanta la pelota sobre la media salida de Casillas. 1-1. M. 4. Centro de Zidane desde la banda izquierda y cabezazo picado de Raúl, solo en el punto de penalti. 1-2. M. 14. Centro cerrado de Cuéllar y Herrero toca adelantándose a Hierro. 2-2. M. 29. Pase en profundidad de Zidane a Guti, quien cruza con la izquierda ante la salida de Moso. 3-2. M. 45. Zidane bombea al borde del área, donde Tomás despeja hacia su portero. Raúl se adelanta a Moso y marca. 4-2. M. 46. Guti supera al portero fuera del área, llega hasta la línea de fondo y cede a Raúl, que marca. Árbitro: Carmona Méndez. Expulsó a Casillas con roja directa (m. 83). Mostró tarjeta amarilla a Hierro, Miñambres, Marc, Codina, Masnou y Cuéllar. Unos 30.000 espectadores en el Santiago Bernabéu.
El equipo que arrasa en la Liga, la alineación más famosa de los últimos años, el equipo que domina Europa, necesitó cuatro goles, media docena de remates más, dos balones al larguero, un Raúl con ganas de reivindicación personal, un Zidane como siempre, perfecto, dos jugadas polémicas y 46 minutos de partido para permitirse el lujo de respirar. Y todo ello porque enfrente el histórico Nàstic llegó al Bernabéu, se plantó en el césped y decidió jugar al fútbol. Y deprisa.
Y más prisa que nadie tenía Ángel Cuéllar, un crack en sus tiempos del Betis, un gran jugador que sufrió en el Barça, un magnífico futbolista que ha caído a la Segunda División, donde está dispuesto a dar lecciones magistrales todas las semanas. Jugó andando, porque el despistado Madrid de los primeros minutos lo permitía todo, y en el primer minuto, después de una jugada de toques y retoques de los catalanes, y el primer error defensivo del Madrid, ya había marcado el primer gol.
El partido de la fría noche, que parecía tan intranscendente de entrada, pese al 1-0 de la ida,tan poca cosa al lado de las grandes noticias del lunes, de la entronización de Figo y compañía, cobraba sentido repentinamente. Habría partido. Y de Copa. A vida o muerte. Sudores fríos y estremecimientos en Chamartín. Regreso a la realidad.
Figo, que aún se creía en Zúrich, de donde llegó con Raúl y un trofeo el lunes por la noche, aterrizó de golpe. Con él, todos los demás. Y la poca afición que fue al campo. La eliminatoria contra el Nàstic cobraba en el primer minuto características de urgencia histórica. La Copa, tan simbólica en 2002, con su final en el Bernabéu en pleno centenario, podía escaparse entre los dedos.
Y aunque en la primera jugada, en la primera aparición del talento creador de Zidane, y del talento anotador de Raúl, en la primera comunicación de ambos, el Madrid empató, ahí no se acabó la contienda.
Toque, toque, toque, despacito y tranquilo, el Nàstic siguió empequeñeciendo al Madrid, achicó el Bernabéu, condujo a la frustración a los centrocampistas blancos, y a los defensas, y al cuarto de hora volvió a ponerse por delante. Claro, Cuéllar andaba por ahí. Y contra él un lateral como Roberto Carlos, más pendiente de lucirse atacando, y dos centrales, Hierro y Karanka, que no se acaban de aclarar jugando juntos; y un centro del campo que tiende a juntarse en el centro más de la cuenta. Una tendencia que huele a cansancio físico, a falta de fuelle, a ganas de cortar un poco una temporada larga y densa.
Y ni con el Nàstic de nuevo por delante el Madrid entendió el mensaje. Tardó un cuarto de hora más. Después, todo claro. Zidane empezó a lanzar puentes con Guti, conexiones con Raúl, toques con Figo. El Madrid 2001-2002 cogió la velocidad habitual, entró en el partido, y en 15 minutos solucionó la problemática.
Fueron los 15 minutos de Raúl, el jugador más castigado el lunes en las dos votaciones más prestigiosas. Raúl nunca pierde la perspectiva. Tampoco el afán. En un día duro, una jornada de resaca, arregló el desaguisado.
Quedaba todo un tiempo, que se presumía de relax y acabó siendo de sufrimiento. El Madrid volvió a desentenderse, a olvidarse del partido, a perder la conciencia de la necesidad, el Nàstic volvió a creer y Casillas se tuvo que jugar la roja para solucionar un problema creado por Munitis. Diez minutos quedaba, una falta peligrosa y un portero novato, Carlos Sánchez.Y así, como empezó, acabó el partido: el Madrid, atrás, defendiéndose; el Nàstic, al ataque. Y el público pidiendo la hora.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 19 de diciembre de 2001