El fútbol moderno es toque, empuje, ganas, esfuerzo, velocidad y calidad. Pero el fútbol moderno es, principalmente, remate. Grandes equipos han fundamentado sus éxitos en el acierto ante la portería, mientras a sus espaldas la hierba del buen juego dejaba de crecer.
Ayer en el Sánchez Pizjuán dos equipos, el Sevilla y el Celta, capacitados para jugar un buen fútbol moderno, pleno de esas cualidades citadas, renunciaron a la última y principal, el remate. Conclusión: suspenso en la asignatura fútbol para el Sevilla y aprobado raspado para el Celta, que se aprovechó de un penalti cometido en mitad de la segunda parte para volver a Vigo con los deberes hechos.
SEVILLA 0| CELTA 1
Sevilla: Notario; Njegus, Javi Navarro, Prieto (Toedtli, m. 80), David; Gallardo (Luis Gil, m. 46), Casquero, Francisco (Víctor, m. 60), Fredi; Reyes y Moisés. Celta de Vigo: Cavallero; Coira, Berizzo, Caceres, Juanfran (Doriva, m. 90); Karpin, Vagner, Luccin, Jesuli (G. López, m. 60); Edú (Silvinho, m. 75) y Catanha. Gol: 1-0. M. 58. Catanha aprovecha un rechace de Notario a un penalti lanzado por él mismo. Árbitro: Ansuátegui Roca. Mostró tarjeta amarilla al sevillista Fredi y a los visitantes Juanfran, Karpin, Vagner, Coira, Catanha, Gustavo López y Cavallero. El céltico Silvinho fue expulsado en el minuto 92 por doble cartulina amarilla. Incidencias: Apenas 20.000 espectadores en el Sánchez Pizjuán.
En sus respectivos equipos, Gallardo, Reyes, Jesuli y Karpin pusieron su calidad e inteligencia al servicio del buen fútbol. Y se vio un juego vistoso a rachas, rápido, muy entretenido, pero sin éxito. Ni estos cuatro jugadores ni ninguno de sus compañeros consiguieron hacer gol. Fue Jesuli, el ex sevillista y actual ocupante de la banda izquierda del Celta, el que más empeño puso en sacar nota en el asunto, con un peligroso disparo que sacó Prieto bajo su propio larguero, pero se acabó la primera parte y se fueron los 22 al vestuario camino del suspenso.
A la vuelta del descanso, los entrenadores parecieron castigar a sus jugadores más atrevidos y, mientras Caparrós dejó en el vestuario a Gallardo, Víctor Fernández sentó en el banquillo a Jesuli a falta de media hora de partido. Justo antes de esta decisión del entrenador del equipo gallego, y quizás como consecuencia de ello, el Celta aprovechó para adelantarse en el marcador con un penalti que Ansuátegui Roca señaló cuando, en un balón colgado sobre el área grande, Prieto dio un vistoso empujón a Catanha.
El delantero hispano brasileño es de ese estilo de jugador autosuficiente. Él se lo guisa y él se lo come. Le hicieron el penaltí a él, colocó el balón, lo chutó, falló (disparó a las manos de Notario) y aprovechó él mismo el rechace del portero sevillista para terminar con el balón en las redes del equipo local.
El Sevilla, acostumbrado esta temporada a remontar marcadores adversos, confió en resolver la comprometida situación con la misma rutina de otras veces. Pero en esta ocasión a los jugadores que entrena Caparrós les faltó la electricidad que suelen generar en circunstancias adversas.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 23 de diciembre de 2001