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CRISIS EN ARGENTINA

Rodríguez Saá abandona la presidencia al no lograr el apoyo de los peronistas

La renuncia, tras una semana en el cargo, ahonda la grave crisis que vive Argentina

El presidente provisional argentino, Adolfo Rodríguez Saá, anunció a las tres de la madrugada (hora peninsular española), su dimisión irrevocable. La decisión se produjo tras la reunión que el presidente celebró con los gobernadores provinciales peronistas, que le impusieron un nuevo Gobierno y a los que Rodríguez Saá acusó de anteponer los intereses personales a los de la nación. Según la Constitución argentina, el presidente del Senado, el peronista Ramón Puerta, deberá asumir la máxima jefatura de la nación al estar vacante el puesto de vicepresidente. La inesperada decisión de Saá agudiza la grave crisis argentina.

Rodríguez Saá justificó su renuncia al cargo ante la falta de apoyo de los gobernadores provinciales peronistas con los que había celebrado una reunión en Chapmalal, a 400 kilómetros de la capital. En el encuentro, al que asistieron diversos delegados, pero sólo cinco de los catorce gobernadores, el Gobierno de transición que encabezaba el peronista Adolfo Rodríguez Saá hasta las elecciones previstas para el próximo 3 de marzo, quedó definitivamente limitado a una gestión administrativa bajo control de los gobernadores y jefes de grupo parlamentario.

Los líderes peronistas le impusieron a Rodríguez Saá la designación de los nuevos ministros tras aceptar la renuncia de la mayoría de los designados por el todavía jefe del Ejecutivo, hace una semana. Sometido a las críticas y reproches de los caudillos territoriales peronistas que le acusaron de haber cometido "graves errores" en sólo siete días, el presidente provisional se excusó en la necesidad de tratar de dar respuesta inmediata a las demandas y admitió que se "apresuró" en algunos anuncios.

En su alocución de esta madrugada, el presidente dimisionario justificó su actuación durante la semana en la que ha ejercido el mando del país y acusó a sus correligionarios de algunas provincias de anteponer los intereses de partido a los del país.

Rodríguez Saá había segurado en la reunión con los gobernadores que no sería candidato a las elecciones presidenciales y que cumpliría con el acuerdo de entregar el poder al ganador de los comicios sin buscar atajos jurídicos para extender su mandato hasta diciembre de 2003. "Pero, aún así, ¿llegamos a marzo?", preguntó uno de los asistentes a la reunión.

El encuentro de los cinco caudillos provinciales y de otros dirigentes con el presidente se realizó en el complejo turístico que sirve de residencia de verano a los Jefes de Estado, porque la policía había advertido de que no podía garantizar la seguridad de la residencia presidencial en el barrio de Los Olivos, al norte de Buenos Aires.

Situación dramática

Todos los participantes coincidieron en calificar de "dramática", "muy grave" y de "alta tensión" la situación del país. Los informes elaborados por los servicios secretos del Estado advierten sobre la posibilidad de que se produzca una nueva ola de saqueos. La policía de la provincia de Buenos Aires asegura que en la periferia de la capital, donde se asientan las extensas villas miseria y los barrios más humildes, hay "mucha gente armada" dispuesta a defenderse de cualquier modo frente a los ataques. El ex gobernador de la provincia de Buenos Aires y actual senador electo, Eduardo Duhalde, llegó a decir que el país está al borde de una "guerra civil".

Los líderes peronistas excluyeron de la convocatoria y de cualquier consulta al presidente formal de la ejecutiva del partido, Carlos Menem. El cacerolazo que se repitió de forma espontánea el pasado viernes por la noche y se extendió hasta el amanecer del sábado, también fue en contra del ex Jefe del Estado y de los miembros de la Corte Suprema de Justicia que le liberaron del proceso seguido por la venta ilegal de armas durante su gobierno. Menem pasó el fin de semana jugando al golf en la provincia de La Rioja.

Los gobernadores sugirieron candidatos para formar "un Gabinete de ministros de lujo, con personas de reconocida capacidad sobre las que no haya sospecha alguna y que no tengan prontuario". El único ministro que continuaría en su cargo hubiera sido el de Interior, Rodolfo Gabrielli, ex gobernador de la provincia de Mendoza. Los nombramientos más criticados fueron los del ahora renunciado ex canciller José María Vernet, a cargo del ministerio de Defensa; del secretario de Asuntos Militares, Hugo Franco, y el de Política Sanitarias, Víctor Reviglio. Todos ellos denunciados por supuestos actos de corrupción cuando ocuparon altos cargos en administraciones anteriores. Finalmente, la falta de margen de maniobra que se le dejaba a Rodríguez Saá precipitó su dimisión apenas una semana después de acceder al cargo. Argentina agrava de esta forma su complicada situación económica y política.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 31 de diciembre de 2001