La jaula del Depor funcionó a la perfección hasta el minuto diez y se rompió por donde temía Irureta, que el viernes dijo que le preocupaban los movimientos en ataque de Zidane "desde la izquierda". Por ese costado llegó Zidane y a los jugadores del Deportivo no les quedó muy claro lo que ocurrió entonces -"No sé muy bien qué es lo que hizo con el balón", confesó Valerón, tras el encuentro- pero terminó en la red de tal forma que el esquema táctico ideado por Irureta pareció inútil.
"Zidane nos creó muchos problemas cuando se tiró a la izquierda para iniciar sus movimientos", opinó Mauro Silva. Ayudado por los huecos que crearon Figo y Raúl, Zidane se metió al área gallega sin que Mauro -su sombra, ayer- lo persiguiera. El mediocampista brasileño se fue detrás de Figo y su oponente entró al área de Molina por la izquierda. El francés hizo dos recortes sobre el joven Héctor y metió un gol impensado y soberbio. El balón entró por algún lugar indeterminado entre la cabeza de Molina y el segundo palo. "Voy a tener que verlo otra vez por la tele, voy a tener que sufrirlo de nuevo para saber por dónde pasó el balón", dijo Molina, sonriente, ya resignado ante un Madrid que "jugó mejor".
El veterano portero del Depor dio un manotazo pero no pudo contener el disparo del media punta. "Fue un bombazo", recordó; "hizo una jugada rara, no sé si fue una bicicleta, pisó el balón, o qué y después... ya no la podía colocar al primer palo. Ahí le tenía que pegar un bombazo porque no estaba perfilado para otra cosa. Y fue un bombazo que creo que entró con efecto, no sé cómo, me pasó por encima y luego cayó".
Figo dijo que se quedó con ganas de marcar -sus disparos al borde del área no dieron en la diana-, y se quitó el sombrero ante Zidane y Raúl: "Metieron dos goles para ver muchas veces".
* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 6 de enero de 2002