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Reportaje:FÚTBOL | 19ª jornada de Liga

Éxito de alto riesgo

La imagen triunfal del Madrid le dificulta la contratación de un seguro que cubra sus premios

Nadie apuesta en contra del Madrid. La sensación de superioridad que inspira el equipo es tan grande, que las compañías aseguradoras consultadas por el club se niegan a cubrir el riesgo que supone ganar títulos y pagar los premios a los jugadores -por conseguir la Liga o la Liga de Campeones- por una cantidad inferior al 50% de su valor. Si por ganar la Liga de Campeones los jugadores cobrarían un total de 1.400 millones de pesetas (8,4 millones de euros), las aseguradoras exigen una prima de entre 500 y 1.000 millones de pesetas (3 y 6 millones de euros) para asumir el gasto. Las compañías consideran tan probable la obtención de un trofeo esta temporada que el club estudia la posibilidad de hacerse cargo del riesgo por su cuenta y no contratar seguro. La victoria sobre el Deportivo (3-1) del sábado, su actual condición de líder de la Liga, y el nivel de juego exhibido, convierten al Madrid en el club con más perspectivas de triunfos en el mundo a ojos de las empresas y los aficionados.

Un alto cargo de la administración madridista sintetiza la paradoja con una sonrisa entre dientes: "La posición de las compañías es una buena señal. Pero la cantidad que piden en concepto de prima es tan grande que si aceptas asumes un riesgo muy elevado. Tienes que ganar, o si no puedes perder más de 1.000 millones de pesetas (seis millones de euros)".

El director general deportivo, Jorge Valdano, comentó ayer que, considerando las ofertas de las aseguradoras, hasta el momento al Madrid sólo le interesa asegurar los premios por un eventual triplete: Copa de Europa, Liga y Copa del Rey. Tres trofeos que supondrían unos premios de cerca de 3.000 millones de pesetas (18 millones de euros) para la plantilla, unos 150 millones por jugador.

La obtención de un triplete es tan rara que lo más parecido que ha conseguido el Madrid es la Copa de Europa, la Liga y la Copa Latina en 1957. Aquel año, en el Madrid jugaban Di Stéfano, Zárraga, Rial, Gento y Kopa, entre otros. Fue en la época dorada del club, y no pudieron levantar la Copa del Rey. "El triplete es prácticamente imposible", dice un alto cargo del club; "pero lo cierto es que a medida que avanza la temporada, crece la sensación de que se puede ganar".

Las compañías han percibido el optimismo que transmite el Madrid. Además de los factores estadísticos, las aseguradoras valoran la consideración del aficionado medio, reflejada en el estado de las apuestas. Según las agencias de apuestas inglesas el Madrid es el primer candidato a ganar la Copa de Europa con más del 50% de posibilidades, por encima del Manchester, el Bayern, el Barcelona o el Juventus. La estadística histórica tampoco facilita la firma de un contrato de seguro. En el balance desde la creación de la Copa de Europa, en 1956, el Madrid ha ganado el título una vez cada siete años. En el último lustro su dominio se ha acentuado: ha conseguido el trofeo en dos de las últimas cinco ediciones.

Ayer, en la Ciudad Deportiva, la plana mayor de los dirigentes del Madrid presenciaron al equipo filial caer ante el Getafe (2-3). Fue después del entrenamiento voluntario del primer equipo -Savio, Roberto Carlos, Hierro e Iván Campo no asistieron- y se respiraba un entusiasmo consolidado. El triunfo ante el Deportivo había supuesto un hito. En una temporada cuyo comienzo fue el peor de la historia en la relación de puntos obtenidos por partido, se confirmaba definitivamente la recuperación y el salto de calidad. "No es frecuente ver un partido en el que todos las estrellas muestran su máximo nivel simultáneamente", dijo Valdano, que valoró la victoria por su repercusión "psicológica" sobre el Deportivo y el resto de los rivales.

La superioridad que exhibió el Madrid sobre el Deportivo en el duelo del sábado supuso una inyección en la confianza de los jugadores. El empate (2-2) del año pasado en Riazor coleaba en su memoria como el momento en que se sintieron más claramentre superados en la pasada Liga.

Hoy el Madrid preparará el partido de ida de Copa contra el Rayo, que se jugará mañana en el Bernabéu. El encuentro servirá para ensayar otra alineación de garantías que no sea el once típico, integrado por los hombres que el club considera los pilares del equipo: Raúl, Zidane, Figo y Roberto Carlos.

'Esto no es una pachanga'

El inglés Steve McManaman, convalesciente de una lesión de espalda desde hace tres semanas, hace días que no se entrena con sus compañeros. Esa distancia lo convierte en uno de los observadores más objetivos y más perplejos del estado de ánimo del Madrid actual. 'Con la atmósfera que se respira en este vestuario últimamente, yo diría que al Deportivo le vamos a ganar con facilidad. Lo vamos a golear, seguro', dijo el viernes, antes de la victoria. Hoy, se puede decir que el partido ha marcado un punto de inflexión en la trayectoria del Madrid esta temporada. De jugar bien se ha pasado a lograr momentos mágicos.

Ya nadie discute a Zidane y apenas se tienen noticias de Del Bosque, el entrenador, que desde la sombra y la paciencia ha conseguido diseñar un esquema táctico poco ortodoxo en el que la estrella francesa se desenvuelve mejor que en su propia selección. El logro de Del Bosque parecía remoto a comienzos de temporada. Sin embargo el 4-2-2-2 fue una de sus primeras apuestas. En este sistema, Iván Helguera debe ayudar al Zidane a cubrir la banda izquierda, una zona que tiene a Roberto Carlos como único habitante natural. La confianza de los jugadores ha crecido de manera geométrica en los últimos días. 'El estado de ánimo que muestran es ideal para competir', dice el director general deportivo, Jorge Valdano.

Hasta en los amistosos, el Madrid exhibe una voracidad extraña. El día del encuentro con el Atlético los jugadores no se concentraron antes del partido. Raúl apareció momentos antes por el Bernabéu y cuando le preguntaron por su predisposición ante lo que se suponía 'una pachanga', frunció el ceño. 'Esto no es una pachanga', aclaró. Salió al campo,marcó un gol, y lo celebró con un gesto rabioso. Como para no perder la tensión, no dejó de acosar al Mono Burgos, el portero rojiblanco, en cada saque de puerta.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 7 de enero de 2002

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