En tiempos de revisiones de leyendas (urbanas o no) habría que aclarar una muy arraigada: la que dice que Telefonica -así, sin tilde- arregla las averías en un plazo máximo de 48 horas.
El día 6 de enero ha hecho un mes exactamente que en casa estamos privados de línea telefónica.
Las primeras llamadas fueron esperanzadoras, puesto que la educación y disposición de las personas de los servicios 1002 y 1004 son irreprochables. Ahora bien, una vez pasados unos días, llegamos a la conclusión de que nos están tomando el pelo.
Nos han prometido 15 veces la llamada de supuestos técnicos que en teoría trabajan por la zona; hemos gozado dos veces de la visita de sendos técnicos: el primero nos dijo que el problema se resolvería si pudieran venir tres o cuatro como él (?); el segundo redujo el problema a una forma aún más simple: en el caso de llevar una escalera de 10 metros el problema quedaría resuelto. Ante la falta de atención y de cumplimiento de su obligación, hemos presentado una denuncia contra Telefonica ante el Institut Catalá del Consum de la Generalitat, y a día de hoy (7 de enero) continuamos igual. Se ve que la arrogancia de una empresa respecto a sus clientes es directamente proporcional al grado de privilegios de que todavía goza en el mercado.
Por tanto, los mismos que permiten este monopolio deberían velar para que la empresa atienda sus compromisos.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 16 de enero de 2002