No estaban los ánimos en el Celta después de lo de Mostovoi para encajar un gol como el de Tristán. No por ilegal, sino por extraño, casi de opereta, lo que vino a incentivar la sensación de persecución que impregnó al equipo de Vigo tras la frustrada petición de perdón para el ruso. Se puede objetar que no fue un gran gol, puede lamentar el Celta que el árbitro asistente engañó a todos al levantar la bandera, pero el reglamento parece estar del lado del Deportivo, y el tanto de Tristán subió al marcador. El entrenador del Celta, Víctor Fernández, lo certificó.
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Tanta confusión creó el juez de línea con su bandera que Tristán salió de su apatía goleadora de los últimos tiempos casi sin darle importancia. Suponiendo ilegal la jugada, empujó la pelota con desidia por encima de Cavallero. El portero del Celta cubrió el hueco como quien no quiere la cosa, como sin estirarse, defendiendo más el orgullo que el resultado. Todos vieron la bandera levantada por el rabillo del ojo, pero el árbitro salió disparado hacia el centro del campo y enervó a la sensibilizada afición de Balaídos.
Lo que Tristán convirtió en gol nació de una carambola. Un fuerte despeje de Karpin rebotó en Fran y luego el balón tocó en Jesuli: si fue en otro rebote, el tanto habría sido ilegal; si fue voluntariamente, en un intento de cedérselo a Cavallero, habría sido legal. Cuestión de interpretaciones.Víctor Fernández, por su parte, opinó: "Fue una decisión correcta".
"El reglamento es igual para todos", resumió el entrenador céltico, que en un principio se levantó para reclamar. Pensó que la pelota había dado en Valerón, pero fue en Jesuli, "lo que deshacía el fuera de juego". Fernández defendió tanto al árbitro como al juez de línea, "que hizo lo que tenía que hacer: levantar la bandera".
El Celta encajó mal el gol porque ve con malos ojos todo lo que no sea su equipo, y con ese planteamiento interpretaron que la justicia deportiva dejara a su estrella fuera del terreno de juego. Como los más pesimistas esperaban, Mostovoi no jugó, y su equipo le echó de menos. Por la mañana falló en su contra el comité de Competición, y por la tarde rechazó sus recursos el de Apelación, que denegó la suspensión cautelar que reclamaba el equipo de Balaídos.
Ahí no hubo justificaciones. El director general del Celta, Alfredo Rodríguez, se lamentó sin consuelo por la decisión de mantener la tarjeta amarilla que acababa el ciclo. "Es una enorme injusticia", declaró. Víctor Fernández precisó: "Es absolutamente insólito que a Mostovoi le mantengan aquella tarjeta cuando no hizo ni una falta. En este partido ha habido jugadores de los dos equipos con multitud de faltas y no vieron tarjetas".
* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 6 de febrero de 2002