A medianoche de ayer terminó la doble circulación del franco francés y el euro. Discretas ceremonias sirvieron de réquiem para una moneda con 641 años de existencia, cuya desaparición provoca nostalgia en cuatro de cada 10 habitantes de este país. Pero la doble circulación sólo duró realmente las dos primeras semanas de enero, y el euro es la moneda del 80% de las transacciones desde principios de febrero.
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La divisa común de 12 países se enseñorea así del territorio donde el franco ha reinado sin interrupción desde la Revolución Francesa, aunque su nacimiento se remonta a la guerra de los Cien Años. Al éxito de la transición monetaria ha contribuido el control de los precios: ni se han producido las tan temidas alzas generalizadas, ni los redondeos han respondido a los temores de los agoreros.
El éxito ha servido también para cerrar la boca de los euroescépticos, que se mostraban prestos a capitalizar cualquier fallo en las próximas elecciones. El más fortalecido es el ministro de Economía, Laurent Fabius, destinatario de elogios por parte de dos políticos antagonistas entre sí como el presidente Jacques Chirac y el jefe del Gobierno, Lionel Jospin. Como antiguo primer ministro y ex presidente de la Asamblea Nacional, Fabius no renuncia a continuar su carrera: ayer convirtió el réquiem por el franco en una apuesta por "más Europa".
El ministro propuso "inventar un verdadero Consejo Económico de la Unión, coordinar nuestras políticas económicas y mantener un diálogo más estrecho con el Banco Central Europeo" en un artículo publicado en la prensa dominical.
El franco francés es la tercera moneda nacional que desaparece en la zona del euro. Le precedieron el florín holandés, retirado el 28 de enero, y la libra irlandesa, el 9 de febrero. El marco teóricamente no circula en Alemania desde el 1 de enero, pero la utilización de efectivo en esa moneda se permite hasta el 28 de febrero, día en que dejarán de circular la peseta española, los francos belga y luxemburgués, la lira italiana, el chelín austriaco, la dracma griega, el marco finlandés y el escudo portugués.
Todos los billetes de franco no han vuelto aún al banco emisor. Falta el 30% de los 20 millones de billetes de 20 francos y el 46% de los de 500 francos, entre otros contingentes, un claro indicio de la gran cantidad de dinero que los franceses habían acumulado "en el calcetín" y cuyo cambio, incluso en porcentajes elevados, se efectúa sin problemas. Tendrán tiempo de cambiar hasta el 30 de junio en los bancos y oficinas de Correos y hasta 2012 en el Banco de Francia.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 18 de febrero de 2002