El Valencia no se achica y emite señales muy positivas a estas alturas de la Liga. En Zaragoza mantuvo el tipo con firmeza, pese al arreón del sábado del Madrid y el Depor. Un síntoma de fe por parte del equipo de Benítez. Y por parte de la hinchada valencianista, que vive en un grado de excitación tal que ayer invadió La Romareda.
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El Valencia no se achica y emite señales muy positivas a estas alturas de la Liga. En Zaragoza mantuvo el tipo con firmeza, pese al arreón del sábado del Madrid y el Depor. Un síntoma de fe por parte del equipo de Benítez. Y por parte de la hinchada valencianista, que vive en un grado de excitación tal que ayer invadió La Romareda. Más de 2.000 seguidores arroparon al equipo en la excursión más multitudinaria para un partido de Liga que se recuerda por la capital valenciana. Hay que remontarse como mínimo a la exitosa campaña 1970-1971, cuando el Valencia logró su último título liguero. Ahora, 31 años después, vuelve a ser líder en una segunda vuelta y el equipo parece haber tomado cuerpo. Mantiene algunas constantes de la era Cúper -orden, voluntad de hierro, las filas apretadas-, pero con un ingrediente capital: la explosión de Aimar, el toque de distinción de un conjunto perfilado para convertir cada encuentro en un duelo de trincheras.
Por esta senda, el Valencia ha puesto a todos sus rivales en fila india. Descolgados el Celta y el Alavés, los perseguidores valencianistas representan al grueso de la élite del fútbol español. Incluido el Valencia, los seis primeros de la clasificación han sido campeones de Liga en alguna ocasión. Sólo faltan el Sevilla, la Real Sociedad y el Atlético. Todo un dato de lo que se avecina en el último tramo de este apasionante campeonato que esta semana hará un paréntesis con la final de Copa más jaleada en muchísimos años.
Con el Madrid y el Deportivo con los deberes hechos desde el sábado, el Barcelona, que aún flota en los puestos de cabeza, despachó con una goleada su examen ante el Málaga. Rexach, con buena parte de la directiva y el público con el pulgar enfocando el suelo, descuartizó otra vez la alineación y esta vez salió airoso. De nuevo Kluivert -el mejor sostén del equipo desde septiembre- y Saviola -siempre revoltoso en el Camp Nou- empinaron la victoria de los azulgrana, que incluso cuando sellan un marcador rotundo, caso de ayer, dan muestras de cierto desorden táctico. Junto a la terapéutica goleada, la mejor noticia culé fue la reaparición de Abelardo tras un año en la enfermería. Para él fue la gran ovación del Camp Nou. Señal de que la grada anda ansiosa de referentes y, sin duda, el central asturiano es uno de ellos. Ha llegado la hora de que los pretorianos den un paso al frente. Esta Liga exige mucha entereza, como la que muestra el irreductible, por ahora, Valencia.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 4 de marzo de 2002