El presidente de Egipto, Hosni Mubarak, hizo ayer todo lo posible para convencer a George W. Bush de que se implicara en Oriente Próximo. Ante el Consejo de Relaciones Exteriores, poco antes de acudir a la Casa Blanca, afirmó que Estados Unidos tenía que obligar a israelíes y palestinos a sentarse en una mesa de negociación, "les guste o no". Bush, sin embargo, se mostró tibio después de reunirse con Mubarak. Se declaró favorable a la propuesta egipcia de organizar una cumbre en Egipto entre Ariel Sharon y Yasir Arafat, consideró "positivo" el plan de paz saudí basado en el principio de ofrecer la paz a cambio de todos los territorios ocupados en 1967, y dijo que el enviado especial estadounidense, general Anthony Zinni, que abandonó la región en enero, volvería cuando fuera "apropiado". Al margen de eso, subrayó, como en anteriores ocasiones, que lo único urgente era acabar con la violencia.
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"La paz en Oriente Próximo sólo es posible si cesa la violencia en toda la región, empezando por un esfuerzo palestino para acabar con los ataques contra los israelíes", dijo Bush, durante una conferencia de prensa conjunta con Mubarak en la que abundaron las buenas palabras pero no hubo compromisos. El escaso interés de la Casa Blanca por involucrarse directamente en el problema y continuar con los esfuerzos de Bill Clinton ya se había percibido la víspera, en la reunión de Mubarak con el secretario de Estado, Colin Powell. El jefe de la diplomacia estadounidense comentó que la cumbre Sharon-Arafat patrocinada por el presidente egipcio era "una buena idea", pero no le concedió excesiva importancia ni se comprometió con ella. "Finalmente, la decisión de reunirse debe ser de Sharon y Arafat", comentó.
Conseguir un alto el fuego
La Embajada de Israel en Washington también minimizó la relevancia del proyecto de Mubarak: "Apoyamos las propuestas egipcias para estabilizar la situación y conseguir un alto el fuego, pero no es razonable creer que una cumbre puede resolver todos los problemas", dijo un portavoz israelí. "Hemos celebrado innumerables cumbres con la dirección palestina desde hace año y medio, cuando comenzó la violencia, y esas cumbres han producido muy pocos resultados".
Tras hablar con Powell, el presidente egipcio se entrevistó durante 75 minutos con el vicepresidente Dick Cheney, y durante media hora con la asesora de seguridad nacional, Condoleezza Rice. A todos les ofreció detalles sobre la propuesta formulada por el príncipe Abdulá de Arabia Saudí, y, según fuentes diplomáticas, insistió ante Cheney en la necesidad de evitar una guerra con Irak.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 6 de marzo de 2002