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La grada la toma con Roberto Carlos

El Bernabéu no fue rencoroso. Por lo menos no mucho y no desde el principio. El público madridista decidió olvidar el fiasco de la Copa, dar palmas y alentar moderadamente a los suyos -excepto a Roberto Carlos y Morientes- desde el comienzo. El rápido gol de Raúl contribuyó a apaciguar el ánimo de la hinchada blanca, recelosa, pero no abiertamente belicosa con su equipo. Sin embargo, el sensible estado anímico de la afición madridista se notó en algunas acciones aisladas. Por ejemplo, cuando Roberto Carlos cedió un balón desde el centro del campo hacia atrás y lo mandó a córner: pitos. No pararon de pitarle en toda la noche. Más pitos para Morientes, incapaz de intuir un pase. También para César. El portero, de nuevo titular contra pronóstico, intentó controlar la pelota con los pies arriesgando más de lo debido: pitos. Y silbidos también para Helguera al ser sustituido. De hecho, la ovación más estruendosa, el verdadero estallido de felicidad, se produjo cuando el Betis le marcó el primer gol al Barça: aplausos. Muchos aplausos.

"No sé si ha habido silbidos". Con tan escueta frase Vicente del Bosque, técnico del Real Madrid, resumió lo ocurrido en Chamartín en un día en el que el público, más allá de protestas, volvió a llenar el recinto.

El juego plano del Madrid ayudó a que los signos de desagrado de la grada se fueran acentuando con el paso de los minutos. Se oyeron los gritos de "¡fuera, fuera!", pero justo cuando la indignación amenazaba por desbordarse por Chamartín, Zidane cayó en el área, Carmona pitó penalti y Hierro cerró el partido. Los aficionados se serenaron. Tanto lo hicieron que acabaron despidiendo con aplausos a Roberto Carlos. En ese momento, los ultrasur criticaron al resto del público, acusándole de animar sólo cuando el equipo es campeón. Y entonces los pitos cambiaron de rumbo y se dirigieron hacia los aficionados violentos.

Tras salir de los vestuarios, Roberto Carlos no rehuyó hablar con los medios de comunicación. Lo hizo con un rictus severo, algo poco habitual en el brasileño. "Algunos deberían aprender que no se puede ganar siempre. Esto lo entienden los ultrasur. De todos modos, yo estoy contento con mi afición", declaró Roberto Carlos.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 10 de marzo de 2002