La Real Sociedad, basada en acontecimientos instantáneos, decidió romper su filosofía por un asunto general, la inevitable globalización del fútbol, y por un tema menor, la voracidad del Athletic para fagocitar los talentos de Zubieta. Una decisión precipitada, porque ni lo extranjero, de por sí, garantiza la excelencia, ni las posibilidades del Athletic exceden a la cautela que la Real puede imponer a su plantilla. Los hechos han demostrado ambas cosas. La mayoría de los fichajes de la Real han sido un fiasco y el Athletic no ha escarbado la huerta guipuzcoana desde Joseba Etxeberria, a raiz de las famosas cláusulas anti-Athletic y el crecimiento económico del club.
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La renuncia a la personalidad fue una presunción de inferioridad inadmisible respecto a una filosofía que había hecho de sus señas de identidad su valor más meritorio. Su renuncia significó empezar de cero, y desde entonces la Real apenas ha levantado cabeza, influida por la mercadotecnia compulsiva (fichar mucho, jugar poco) hasta cerrar el círculo con la re-presentación de John Toshack, como embajador plenipotenciario del club. No es casualidad que quien propulsó el cambio de filosofía en la Real haya gestionado hasta ayer los intereses del equipo donostiarra más despersonalizado de la historia. La peor noticia que ha transmitido la Real Sociedad en las últimas temporadas ha sido que ante la adversidad ha recurrido al pasado. Toshack, Kovacevic... Falta de liderazgo, de ideas, se llama esa figura que ya se atisbó en las elecciones que ganó el técnico galés desoyendo los socios otros debates más serios y más profundos. Nunca los presidentes deben influir en el vestuario, pero eso no les exime de promover cambios de rumbo, de orientación deportiva, de ratificación de las esencias del club. Del mismo modo que una Junta Directiva alteró la filosofía del club, el Consejo de Administración está capacitado para variar el rumbo y redescubir a la Real Sociedad. Su trabajo no consiste única y exclusivamente en la gestión económica de la entidad. El liderazgo de una entidad compete al presidente, más que al entrenador. Le compete por ejemplo valorar qué han aportado los últimos fichajes. Todos, fichajes de Toshack, el intocable.
Hasta ayer, cuando el presidente, influido por el sector más contestatario del Consejo decidió mirar al futuro y poner punto final al pasado.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 12 de marzo de 2002