Selecciona Edición
Selecciona Edición
Tamaño letra

Castro y Chávez culpan al FMI y a los países ricos de la pobreza y el hambre en el mundo

El presidente cubano abandona Monterrey porque Bush no quería coincidir con él

Fidel Castro y Hugo Chávez, airadamente aliados contra el liberalismo, atribuyeron las principales culpas de la pobreza en el mundo a las políticas del Fondo Monetario Internacional (FMI) y de las naciones industrializadas, cuyos líderes asisten a la Conferencia Internacional sobre Desarrollo y Financiación de Monterrey. Castro regresó precipitadamente a Cuba porque el presidente de EE UU, según la versión más extendida, habría condicionado su presencia a garantías de que no coincidiría con un gobernante al que considera dictador.

"El actual orden económico mundial constituye un sistema de saqueo y explotación como no ha existido jamás en la historia", afirmó Castro quien añadió: "No puedo continuar acompañándolos debido a una situación especial creada por mi participación". Le sustituyó Ricardo Alarcón, presidente de la Asamblea Nacional el Poder Popular. "Delego en él (...) y espero que no se le prohiba participar en ninguna actividad oficial a las que tiene derecho". Confusas las circunstancias en que se produjo la salida de Monterrey de Castro, su sustituto no entró en detalles: "Pregúntenle a Bush, quizás él pueda arrojar alguna luz sobre las razones", respondió Alarcón en posterior conferencia de prensa.

El ministro mexicano de Relaciones Exteriores, Jorge Castañeda, negó haber recibido presiones, pero otras fuentes apostaron a que el abandono se habría producido después de que la cancillería mexicana comunicara a La Habana la posición norteamericana, y, de alguna, manera el Gobierno azteca "la entendiera". "Fidel se fue para no aguar la fiesta a los mexicanos, que tuvieron una actitud muy cobarde. El charro se cayó del caballo", protestó un periodista latinoamericano próximo a las tesis cubanas. Castro regresó a la isla antes de la llegada de Bush a Monterrey, y después de haber hablado cinco minutos ante los 64 gobernantes de más de 170 nacionales, algunos especialmente críticos con el régimen cubano, como el español José María Aznar, quien efectuó una exposición casi notarial sobre los compromisos de la Unión Europea.

El principal fue dedicar el 0,39% de su PIB a la financiación del desarrollo para el 2006. "Estamos, sin duda ante una trascendental renovación, de un pacto universal para acabar con la pobreza", subrayó Aznar. Los discursos del presidente anfitrión, el mexicano Vicente Fox, y del propio Aznar, apostando por la apertura de la economía y por la iniciativa privada, contrastaron con las invectivas de Castro y de Hugo Chávez, contra el modelo en vigor, muy aplaudidas en la sala de las ONG. La articulación de una nueva herramienta, un Fondo Humanitario Internacional, fue propuesta por el presidente venezolano, que intervino en su condición de presidente del Grupo de los 77 y China, "y, especialmente, en nombre de todos los pobres del planeta".

El hipotético fondo recibiría el 10% de la deuda externa del mundo subdesarrollado, el 10% de los gastos militares, un porcentaje de las confiscaciones al narcotráfico, y a la corrupción internacional, y los impuestos a las transacciones especulativas y a los paraísos fiscales. El llamamiento efectuado por el Consenso de Monterrey, que insta a cada país a tomar la iniciativa en la movilización de recursos, no mereció grandes elogios. "Hay un conjunto de países en el cual habitan 500 millones de personas que no tienen capacidad propia para movilizar un centavo para el desarrollo", agregó Hugo Chávez. Los ajustes exigidos por el FMI "han producido rebeliones, guerras, golpes de Estado, incertidumbre, y muerte a los pueblos del tercer mundo y cuarto mundo", denunció el jefe de estado de Venezuela.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 22 de marzo de 2002