La cumbre de Monterrey volvió a demostrar ayer que el enfoque europeo de la ayuda al desarrollo y el estadounidense presentan contradicciones notables, aunque confluyan en la necesidad de controlar mejor la eficacia del gasto y de vincularlo a reformas económicas y políticas esenciales. A este segundo aspecto se remitieron ayer los líderes europeos, tras reiterar sus llamamientos a incrementar las ayudas, para no criticar el enfoque americano. El presidente del Gobierno, José María Aznar, alabó el discurso del presidente de EE UU, George Bush, y calificó la cumbre de 'importante éxito'.
Tanto el presidente francés, Jacques Chirac, como el presidente de la Comisión Europea, Romano Prodi, reiteraron ayer el compromiso de la Unión Europea de seguir incrementando el monto de la ayuda hasta alcanzar el 0,7% del PIB acordado por la ONU hace 31.
Esta idea no sólo no fue mencionada en su intervención por el presidente norteamericano, sino que contrasta con la expresada por éste de que es hora de que cese "el debate sobre arbitrarios niveles de financiación por los ricos".
La propuesta de una coalición mundial contra la pobreza paralela a la coalición internacional contra el terrorismo, explícita en el discurso de Chirac y sugerida en el de Prodi, constituye otro elemento extraño al gusto actual que impera en Washington. Lo mismo ocurre el apoyo a la introducción de impuestos internacionales, como la tasa Tobin, manifestada por Chirac y con la insistencia en el concepto de solidaridad demostrada por los dos mandatarios.
Las diferencias se amplían cuando se considera la dimensión ecológica del desarrollo que privilegian los europeos. El presidente francés hizo un llamamiento explícito para que se realicen los objetivos de la cumbre de Kyoto -que impone límites a los países desarrollados en sus emisiones de gases de efecto invernadero-, consciente de que la Administración estadounidense se niega a firmar el protocolo.
Inversiones europeas
El presidente de la comisión, por su parte, no sólo insistió en la importancia relativa de la ayuda europea al desarrollo, que supera el 50% del total mundial, sino que destacó un dato que pone en entredicho la coherencia de Estados Unidos con la importancia para el desarrollo que otorga a los procesos puramente económicos: cerca del 70% de la inversiones registradas en 2000 en todos los países en desarrollo provinieron de Europa.
Pese a todo, las únicas críticas de los gobernantes europeos a la política de Estados Unidos surgen cuando se mencionan los temidos aranceles a las importaciones de acero y la contradicción que representan con las intenciones proclamadas ayer por Bush de suprimir las barreras al comercio.
"No creo que esos aranceles tengan justificación. La UE emprenderá las acciones que le corresponden, si se imponen", declaró Prodi, y Aznar dijo que estaba completamente de acuerdo. Ninguno de los dos se prestó a comentar, por otra parte, las críticas vertidas en esta cumbre a una institución tan europea como las subvenciones a la agricultura.
"Esta cumbre es un paso en la dirección de un desarrollo más sostenible", afirmó el presidente de la Comisión, que destacó que "es la primera vez que los americanos incrementan su ayuda, y con un compromiso claro para el futuro".
Bush aseguró en su discurso que los Departamentos de Estado y del Tesoro concretarán los objetivos de la Cumbre del Milenio para aplicarlos rigurosamente. La meta de reducir a la mitad la pobreza en 2015 no se puede alcanzar con menos de 50.000 millones de dólares adicionales de ayuda, según la ONU, y la cumbre de Monterrey se ha quedado muy lejos de ese objetivo.
"El discurso de Bush ha sido excelente", dijo Aznar, "porque ha planteado los temas desde el punto de vista concreto, ha reiterado el compromiso de aumentar las ayudas y ha destacado los factores que considera necesarios para que las ayudas sean eficaces, como la apertura de los mercados, las reformas políticas y sociales..."
"La cumbre ha sido un perfecto éxito", añadió, "basado en un triple consenso: el europeo, el de Europa con Estados Unidos y el de los países en desarrollo con los países desarrollados. Si se piensa que hace pocas semanas se decía que estaba destinada al fracaso, creo podemos estar satisfechos".
* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 23 de marzo de 2002