Cuando Àlex Corretja lo soltó en la conferencia de prensa previa al inicio de la elimintoria, pocos le hicieron caso. El tenista español dijo entonces: "Ganar a Sampras en esta pista es muy difícil, pero sé que a un solo partido puedo lograrlo". Y ayer lo hizo. Fue incuestionablemente su mejor victoria en una superficie tan desconocida para él como la hierba, en la que sólo había ganado tres partidos de los nueve que había disputado. Corretja estuvo por encima de cualquier previsión. Elevó el listón de su juego, encontró la motivación que le permitió ganar el Masters en 1998, y llevó a Sampras a una quinta manga que se convirtió en un calvario para el americano.
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Corretja ganó por 4-6, 4-6, 7-6 (7-4), 7-5 y 6-4 en 3h 55m y dejó la eliminatoria de cuartos de final de la Copa Davis que enfrenta a España y a Estados Unidos empatada a una victoria. Previamente, Andy Roddick, la mejor promesa del tenis americano, superó a Tommy Robredo, que con 19 años debutaba en la competición, por 6-3, 7-5, 7-6 (9-7) en 1 hora y 48 minutos. El partido de dobles de hoy se convierte así en absolutamente trascendental. Corretja y Balcells se enfrentarán a Todd Martin y James Blake.
La fiesta que los tejanos de Houston tenían preparada se partió por la mitad cuando Sampras acabó roto y derrotado. Todo el mundo se imaginaba que si alguien era capaz de forzar al heptacampeón de Wimbledon hasta la quinta manga, podía darse una sorpresa. Pero nadie se atrevía a aventurar un protagonista. El estado físico de Sampras no invita a muchas frivolidades. Y tal vez porque lo sabía, Corretja nunca se rindió a pesar de que lo pasó realmente mal en las dos primeras mangas.
Cuando Sampras controlaba el partido por 6-4, 6-4, nadie habría dado un duro por Àlex. Sin embargo, cuando el español se anotó la tercera manga y volvió a romper el saque de Sampras para dominar la cuarta por 5-4 y saque y luego por 6-5 y saque, un cierto reflejo de susto se apoderó de la cara del ex presidente estadounidense George Bush en el palco del Westside Tennis Club de Houston. El temor se hizo mayor cuando el doble finalista de Roland Garros (1998 y 2001) forzó la quinta manga y tomó ventaja en ella gracias a una nueva rotura en el quinto juego, que acabó con una doble falta de Sampras.
Puestos ya en aquella tesitura, cualquier solución parecía posible: que Corretja ganara, que el partido se suspendiera por falta de luz, que la presión acabara con las justas aspiraciones del español. La respuesta llegó pronto, puesto que Sampras no tenía ya ninguna capacidad de reacción, y Corretja, en cambio, encontró toda la plenitud de su juego en esta fase final. Cuando Corretja levantó los brazos, se produjo el delirio entre el equipo español. Nadie pensaba en un cierre tan inesperado de la primera jornada. Sampras, el rey de la hierba, derrotado en casa y en su superficie preferida por un tenista que hasta ayer odiaba la hierba. Los 6.000 espectadores que llenaban la central se quedaron perplejos. No alcanzaban a comprender lo que estaba ocurriendo.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 6 de abril de 2002