El acceso a la pista central del Westside Tennis Club de Houston es complicado. Sólo cuenta con cuatro entradas, y por tanto sólo cuatro salidas. Por allí deben pasar las casi 6.000 personas que la abarrotan en los partidos de esta eliminatoria de la Copa Davis. No es la mejor garantía para la seguridad de los espectadores. Pero tampoco es decoroso que España tenga un vestuario sin duchas, que los televisores de la sala de prensa no funcionaran hasta el final del segundo partido individual, ni que en los descansos de los partidos suenen canciones de exaltación patriótica por los altavoces.
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Algunas de estas circunstancias fueron denunciadas en su momento por el equipo español. "Que haya música en los descansos rompe toda la dinámica del tenis", comentaron los miembros del G-3 antes de que la decisión fuera tomada. No es habitual, ni correcto porque los jugadores intentan mantener la concentración durante aquel minuto y medio. Pero la USTA (Federación Americana de tenis) no hizo nada para impedirlo. Al contrario, durante toda la semana ha intentado que el equipo español no encontrara facilidades.
Para ellos la cuestión fundamental es asegurar su victoria. Por eso eligieron la hierba sin tener en cuenta si la instalación era o no la idónea. "En hierba los españoles ni la tocan", fue su planteamiento. Pero el viernes cuando Corretja superó a Sampras y causó una sorpresa explosiva, todo su montaje se les cayó encima. La revancha del 5-0 que España les endosó en las semifinales de 2000 en Santander dejó de ser posible. Al menos en su plenitud. Porque la eliminatoria sigue siendo abierta. Y las posibilidades de que EEUU se clasifique para las semifinales son muy superiores a las del equipo español.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 7 de abril de 2002