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Helguera marca por sorpresa su gol anunciado

Las semifinales se jugarán contra el Barcelona, para entusiasmo del vestuario madridista

Iván Helguera tenía razón. Antes del partido dijo que el Bayern es un equipo muy "mecanizado" en los marcajes a los delanteros y en los apoyos del centro del campo, para defender. Pero que tenía dificultades "para defender a la segunda línea", a los centrocampistas y a los defensas con llegada, como él. Por eso, en cada córner, subió con Hierro a rematar. Y subió también en una jugada por la izquierda, una carrera de Roberto Carlos. El brasileño se metió en el área, centró raso, y Helguera apareció como un punta, por sorpresa en el segundo palo para enderezar una eliminatoria que comenzaba a atascarse. Su gol estaba anunciado. "El año pasado llegué tres veces y estuve muy cerca de marcar", dijo el martes. Esta vez la enchufó: "Fue un gol de fe, producto del empuje de todo el equipo, que siempre supo que la ocasión llegaría".

Ni cuando el Madrid empujó con toda su fuerza tuvo ocasiones claras de marcar. Los tres centrales del Bayern, Kuffour, Linke y Kovac funcionaron como un reloj sobre los dos puntas blancos, Raúl y Morientes. "Sin ninguna duda, esta es la mejor defensa a la que nos hemos enfrentado", dijo Morientes; "ninguna ha sido tan seria, nunca nos dejaron sueltos. Siempre nos siguieron. Así es que mi función se ha limitado un poco a arrastrar las marcas al cantro del campo, crear espacios y descargar".

Por uno de esos espacios apareció Helguera, libre en el segundo palo para marcar. "De tres eliminatorias que hemos jugado en las últimas tres temporadas hemos pasado dos, así que la estadística nos favorece", proclamó el cántabro ayer, vestido con un traje negro a rayas diplomáticas muy propio de las pistas de baile setenteras, cuando le preguntaron si consideraba al Bayern como la Bestia Negra del Madrid. "El equipo y el público han estado perfectos. El Bernabéu siempre tiene que apoyar como nos ha apoyado hoy".

Las gradas del Bernabéu estuvieron especialmente beligerantes ayer, lanzando todo tipo de objetos -hasta plátanos le tiraron a Kahn, famoso en Alemania por su aspecto de simio- al campo. En el césped, el cruce de insultos fue continuo en el segundo tiempo. "Nosotros les decíamos cosas a ellos y ellos nos decían cosas en alemán, que no entendíamos... Son cosas del fútbol", dijo Raúl, que se dedicó a perseguir a Salihamidzic, increpándole.La semifinal con el Barcelona, con el partido en el Camp Nou, entusiasmó a los jugadores del Madrid. Morientes dibujó una sonrisa enorme cuando lo pensó: "Esta es una buena noticia en primer lugar porque significa que habrá un equipo español en la final de Glasgow. Luego, en el aspecto deportivo quizá nos vendría mejor haber jugado contra el Panathinaikos. Pero en el vestuario la verdad es que nos apetece mucho jugar con el Barça. Nuestros pensamientos se tiñen de azulgrana".

Quizá Zidane fue el más comedido de los jugadores del Madrid. Sonriente, pero moderado, tras un encuentro en el que solventó varios duelos personales con Effenberg -lo dejó sentado con un regate especialmente aplaudido por la afición-. "Todavía no hemos ganado nada", dijo el francés; "pero ha sido muy bonito jugar este partido ante nuestro público, por el ambiente que había. Ha sido genial. En la segunda parte me he calentado un poco, pero así es como se juega al fútbol. ¿Cómo se puede jugar un partido así sin calentarse?".

* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 11 de abril de 2002