Selecciona Edición
Selecciona Edición
Tamaño letra
CONVULSIÓN EN VENEZUELA

Chávez depura las Fuerzas Armadas

80 oficiales han sido detenidos hasta el momento por su implicación en el golpe fallido

El presidente venezolano, Hugo Chávez, designó a un nuevo jefe de las Fuerzas Armadas, el general Julio García Montoya, alzado contra la Administración provisional del empresario Pedro Carmona, y procederá a una reestructuración de la cadena de mandos. Inquieta todavía Venezuela, detenidos al menos 80 jefes y oficiales, según fuentes del Gobierno, Chávez acusó a los dueños de varios medios de comunicación, fundamentalmente a las cadenas de televisión privadas, de participar con especial protagonismo en la rebelión cívico castrense que el pasado jueves concluyó con una presidencia de facto, derrocada 48 horas después. "Hubo detrás mucho dinero", declaró en una conferencia de prensa con corresponsales extranjeros.

Chávez consideró que los militares fueron manipulados por grupos políticos y poderosos intereses económicos, y evitó valorar las reacciones de los gobiernos extranjeros, que prometió estudiar cuidadosamente. Unicamente citó, agradecido, a tres países que rechazaron claramemte la presidencia de facto de Carmona: México, Brasil, Chile y Guatemala. "No quiero hacer diplomacia de micrófonos", dijo acerca de las simpatías hacia la insurrección contra su Gobierno endosada a Estados Unidos.

El vicepresidente, Diosdado Cabello, cifró en al menos 80 los jefes y oficiales arrestados, prestando declaración antes los fiscales militares o apartados provisionalmente del mando mientras se ventilan responsabilidades. Chávez prometió ser magnánimo con todos ellos, incluido Carmona, y "enviarlos a casa". Admitiendo los errores cometidos, reiteró la necesidad de una reconciliación nacional y pidió perdón a quienes, en el pasado, hubiera podido ofender con sus palabras o decisiones. El jefe de Estado convocó para esta misma semana a una "mesa de reflexión" entre el Ejecutivo, los poderes del Estado y los sindicatos, empresarios, partidos, legisladores y representantes de la iglesia. Abierta o implícitamente, dirigentes de estos sectores secundaron su derrocamiento.

La matanza registrada el pasado jueves -los quince muertos que desencadenaron la adhesión castrense a la rebelión civil y la detención de Chávez- será investigada, según la Fiscalía General de la República. Una parte de los disparos contra la manifestación opositora, según acusó el gobernante, fueron efectuados por francotiradores de los promotores del alzamiento.

Miedo a una guerra civil

De traje y corbata en uno de los salones del Palacio de Miraflores, agradeció a la prensa internacional su cobertura de la crisis porque los medios de comunicación venezolanos adscritos al golpe, según afirmó, silenciaron las movilizaciones en apoyo de su presidencia. Desde su cautiverio temió por una guerra civil, dando por sentado que manifestaciones civiles y alzamientos castrenses se opondrían al interinato del líder empresarial detenido en una comisaria de la DISIP, la policía política venezolana.

Los saqueos de comercios y propiedades, que ocasionaron cerca de 46 muertos y pérdidas por cerca de 600 millones de dólares, fueron ya controlados, según fuentes oficiales. El gobernante invocó a Dios y a la sensatez y a la unidad de un país profundamente dividido. "Al convocar a los dueños de los medios de comunicación invocó a Dios al cuadrado, o al cubo". "Tengo que invitarlos a que reflexionen (...) porque se sembró el terror desde los medios. Hicieron terrorismo", añadió. "Tuve que mandar a tumbar la señal de algunos canales cuando era evidente que incitaban la violencia y algunos estaban metidos en la conspiración. Antes interfirieron mi intervención en cadena nacional".

Su primer movimiento fue viajar a Maracay para agradecer la lealtad de los paracaidistas, arma a la que pertenece. "¡Soldados, todos, que grandes son ustedes", le dijo Chávez. "Nunca los olvidaré". Una delegación de la Organización de Estados Americanos (OEA) viajó a Caracas después de haber condenado el domingo la "alteración constitucional". "La principal conclusión que saco de esto es la fuerza del proceso bolivariano, y eso no es virtual", subrayó el inquilino de Miraflores. "Me ocultaron, por ejemplo, en mi cautiverio que miles de personas rodeaban ya el Fuerte Tiuna. La fuerza armada constitucionalista es mayoría. Había soldados que estaban dispuesto a morir [cuando le detuvieron], pero yo les dije no, 'vayan y vivan'"

¿Por qué le dieron un golpe?, le preguntaron los corresponsales. "Por mantenerme fiel a un proyecto, a un juramento, a unos principios. Y ellos atropellaron todo [los poderes públicos y la institucionalidad] en el primer decreto [difundido por Pedro Carmona]. Fue un golpe militar y de otros sectores. Los autores intelectuales no fueron los militares, fueron utilizados. Y estoy muy consciente de ello, muy consciente". Prometió no aplicar castigos duros a los militares insurrectos. "Si a nosotros se nos pasa la mano, será hacia el lado, no de la debilidad, sino del humanismo, del respeto a todos los derechos". "No vamos a atropellar. Incluso el general Efraín Vasquez estaba declarando en Fuerte Tiuna, con su esposa y sus hijos", dijo. "No lo que a mí me hicieron, que no me dejaron estar ni con mi viejita, que quería morir conmigo. Eso sí, reestructuraré los mandos".

La versión más extendida sobre el asesinato de una quincena de personas durante la masiva manifestación opositora del jueves, fue rechazada por el jefe de Estado. "No puedo negar que igual salió algún disparo del lado de acá [Gobierno], pero no sólo del lado de acá. "Mandé a buscar al batallón de tanques, como disuasión no para disparar a nadie", afirmó.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 16 de abril de 2002