Selecciona Edición
Selecciona Edición
Tamaño letra
CRISIS EN VENEZUELA

Chávez escribió una carta de renuncia cuando estaba bajo arresto del Ejército

Un diario venezolano difunde el manuscrito de renuncia, pero el Gobierno le niega valor

Hugo Chavez aceptó, de puño y letra, ceder la presidencia de Venezuela y destituir a su vicepresidente, Diosdado Cabello, si su vida y la de su familia eran garantizadas y el término "renuncia" era sustituido por el de "abandono" en el documento que, con fecha 11 de abril, le fue presentado a la firma en una base de la isla La Orchila. Un marino presente en las negociaciones aseguró al diario El Nacional que rechazó rubricar un texto escrito a máquina que, en su artículo primero, destituía a Cabello, y en el segundo, decretaba: "Renuncio a la Presidencia".

Portavoces del Gobierno pusieron en duda la autenticidad de los manuscritos publicados por el rotativo de Caracas. "El coronel le había traído un decreto de renuncia que él se negó a firmar. Le dijo que no iba a firmar nada que tuviera fecha atrasada, y ese documento estaba fechado como 11 de abril, en lugar de 13 de abril", informó el mando de la Armada. Pidió además que, en lugar de decreto y renuncia, manejaran el abandono. "Y entonces agarró el decreto que la habían traído y empezó a escribir por detrás el documento tal y como él aceptaría firmarlo, una vez que se lo trajeran limpio", relata El Nacional. En ese manuscrito aparece la destitución de Cabello. En el manuscrito se puede leer: "Consciente de que he sido depuesto (...) abandono el cargo para el que he sido elegido".

El cardenal Ignacio Velasco y mandos militares estaban presentes durante su redacción. En conferencia de prensa con corresponsales extranjeros, Chávez había admitido que "estaba dispuesto, ante la contundencia de los hechos, que amenazaban con ser más graves y sangrientos, a abandonar el cargo". "Pero, por supuesto, yo jamás tuve la intención de renunciar al cargo por presiones". Según el informante del periódico venezolano, los militares que le custodiaron en La Orchila le acusaron, entre otros cargos, de haber permitido "excesos y desmanes de la Fuerza Aérea, la corrupción del Plan Bolivar [programa de obras sociales dirigido por los militares], su relación con la guerrilla colombiana, y con Fidel Castro".

Por otra parte, ayer fue conocido que el general Manuel Rosendo, jefe del Comando Unificado de la Fuerza Armada de Venezuela (CUFAN), desobedeció la orden impartida por Chávez, para controlar la masiva manifestación del pasado día 11 hacia el Palacio de Miraflores con un despliegue de tropas. Rosendo temía un baño de sangre, según afirmó el general Nestor González. "Si me dejan ir a Cuba renunció", habría ofrecido Chávez. Varios jefes le hicieron un pasillo durante su detención, le vejaron verbalmente, y querían escupirle. "¡Qué te creías que ibas a estar toda la vida!", le espetaban en la Comandancia General del Ejército, según dijo a este corresponsal la periodista Patricia Poleo, sobre las circunstancias en que se produjo la caída del presidente.

Las condiciones de su renuncia no fueron aceptadas. El jurista Allan Brewer Carías y otros decidieron que debía ser juzgado en Venezuela. Antes de comparecer ante la justicia militar y después de haberse alzado públicamente, el general González llamó a Roberto Giusti, periodista del diario El Universal, para manifestarle que el presidente había aceptado la renuncia si le dejaban viajar a Cuba.

También habría ordenado la activación del Plan Ávila, el despliegue de la infantería y la artillería en la calle para neutralizar unas de las manifestaciones más numerosas desarrolladas en Venezuela: "Pienso que él [el jefe de la CUFAN] estaba consciente de que no se podía desplegar a la Fuerza Armada contra una manifestación que estaba dentro del orden democrático". Cientos de miles de personas de la oposición confluían entonces hacia el palacio de Miraflores y fueron disueltas a tiros. La quincena de muertos registrada durante aquella trágica jornada, asesinados por francotiradores y pistoleros de ambos bandos, determinó la adhesión de la dirección castrense a la rebelión civil, la instalación de una presidencia de facto y la detención de Chavez.

Casi paralelamente, el general García Carneiro, comandante de la Tercera División de Infantería, cabalgaba sobre la escotilla de un vehículo blindado arengando a las masas. "¡Soy un soldado y estoy con Hugo Chávez!". La vertiginosa sucesión de ordenes y contraórdenes que condujeron al apresamiento de Chávez y a su posterior devolución a la presidencia, arranca con la negativa del general Rosendo, jefe de la CUFAN, a ejecutar el Plan Ávila. Recomendó movilizar a los círculos bolivarianos. "¿Y con qué se defienden?", habría preguntado Chávez. El presidente instruyó el despliegue de las tropas, pero la catarsis ya se había producido. Fue detenido.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 19 de abril de 2002