El secretario general de UGT, Cándido Méndez, concretó ayer la que, a su juicio, es la consecuencia más grave de la reforma del paro que plantea el Gobierno: el texto debilita el estado de derecho y constituye "una chapuza" desde el punto de vista legal. Méndez, en una cena celebrada por el Club Siglo XXI, argumentó que el Ejecutivo pretende expropiar un derecho a los trabajadores, el de la prestación por desempleo, para someterlo a la discrecionalidad de la administración.
El líder de UGT considera que esta reforma es más dura que la aprobada en 1992 por el Gobierno del PSOE, y que obtuvo como respuesta una huelga general: " recortó la prestación, pero preservó el derecho; ésta no". Méndez, que evitó referirse a la huelga, recordó que hace 10 años el sistema de desempleo tenía déficits, mientras que en la actualidad arroja un superávit de 3.000 euros.
A los efectos que la reforma producirá en el seguro del desempleo se suman los que ya ha acarreado al proceso del diálogo social, uno de los éxitos que el Ejecutivo más ha reivindicado como propios desde que llegó al poder.
Modelo autoritario
Méndez cree que el PP ha mostrado "un modelo autoritario de ejercer la mayoría absoluta", y califica de "episodio muy grave" del diálogo social la reforma, que ha elaborado sin contar con los sindicatos ni con la patronal.
En su intervención Méndez, que fue presentado por el ex vicepresidente socialista, Alfonso Guerra, estuvo arropado por parte de la actual ejecutiva socialista. El líder del PSOE, José Luis Rodríguez Zapatero, el secretario de organización, José Blanco, y el responsable de economía, Jordi Sevilla, entre otros, acudieron a la conferencia de Méndez. No obstante, ninguno de ellos le ha comunicado aún de forma concreta un posible apoyo a la huelga general, en caso de que se convoque. "Zapatero, que es un ferviente devoto de la virgen del diálogo social, supongo que seguirá con su devoción", ironizó el responsable sindical.
Méndez no quiso dejar pasar la ocasión de aludir a la presencia del ministro de Trabajo, Juan Carlos Aparicio, justo cuando se ratificaba el fracaso del diálogo sobre la reforma del desempleo. El líder de UGT agradeció especialmente su asistencia "en un día en que corren muy malos vientos para el diálogo social". El ministro lamentó que la reunión del Gobierno con los agentes sociales se saldase sin acuerdo, y sobre todo que los sindicatos no presentasen ninguna propuesta a las medidas del Ejecutivo. No obstante, indicó que el Gobierno sigue abierto al diálogo.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 30 de abril de 2002