Era una despedida y, como tal, fue lacrimógena. No es lo que suele ocurrir cuando un deportista se va. Habitualmente, se recurre a los tópicos, se lanzan algunas frases altisonantes y... si te he visto no me acuerdo. Pero esta vez fue distinto. Rafael Guijosa no es así. Es una persona sincera, sensible y entrañable y así quiso constatarlo el día de su adiós al balonmano, el deporte al que ha dedicado la parte más importante de su vida y que le ha convertido en una figura mundial.
'Tras la Copa del Rey me iré', dijo en tono intimista y franco. 'No jugaré en ningún otro equipo', agregó para desmentir rumores. Y después explicó los motivos por los que, a sus 33 años y tras una brillante carrera, en la que en 1999 fue considerado el mejor jugador del mundo, ha tomado esta drástica decisión.
'Después del hito histórico que logramos con el Barça en la temporada 1999-2000 al ganar los siete títulos que disputamos, sufrí una lesión en el codo derecho de la que me operaron. Hice una rehabilitación muy rápida, pero sufrí mucho. Después tuve problemas en una rodilla. Al comenzar este curso, me lesioné en un abductor y, cuando todo parecía haber pasado, me rompí un tobillo. Todo eso me hizo pensar en retirarme. En mi mente adquirieron fuerza otros proyectos'.
Acompañado en su última conferencia de prensa por su entrenador, Valero Rivera; el director deportivo del Barça, Anton Parera; el jefe de la sección, Joan Sagalés; el capitán, David Barrufet, y en la sala por compañeros del equipo, como Masip, O'Callaghan, Svensson, Nagy, Ortega, Chepkin y Bojinovic, Guijosa se sinceró más aún. 'En ocasiones tuve la sensación de que estaba engañando a la gente porque no podía rendir a tope', indicó.
Y explicó luego su proyecto de futuro, que pasa por el nacimiento de su segundo hijo, una niña; por intensificar su vida familiar y por trabajar en la formación de jugadores -es licenciado en educación física y estudia un master de empresas- en Alcalá de Henares (Madrid), su ciudad natal.
Sin embargo, lo más emotivo fueron los agradecimientos. A sus amigos se les nublaron los ojos. Tuvo palabras para todos y menciones especiales para Carlos Ortega, Juan Marín y, cómo no, para Rivera. 'Se va un jugador y una persona ejemplar', atinó a decir el técnico. Y Sagalés agregó: 'A veces me preguntan qué tenía aquel Barça de las cinco Ligas y cinco Copas de Europa. Ahí está la respuesta'.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 4 de mayo de 2002