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El temor al contagio de la crisis argentina se extiende con rapidez por América Latina

El presidente del banco central dimite por sus diferencias con el Gobierno de Duhalde

Todas las alarmas han comenzado a sonar simultáneamente en los países del Mercosur. Los indicadores que miden el riesgo que corren los inversores se disparan en Brasil y Uruguay a pesar de las vacunas financieras inyectadas por el Fondo Monetario Internacional (FMI) para evitarles el contagio de la crisis argentina, que lleva ya más de cuatro años en continua recesión económica. El presidente del banco central argentino, Mario Blejer, renunció ayer a su cargo, lo que añade incertidumbre. Las réplicas de los sucesivos temblores se sienten también en Chile, México, Ecuador, Perú y Venezuela.

El Gobierno del pequeño y dependiente Uruguay, aplastado en medio de los dos gigantes de la región (Argentina y Brasil), devaluó un 20% el peso y prepara severas medidas de ajuste para reducir el déficit fiscal.

Los mercados brasileños sufren a su vez por el pánico que intentan crear quienes anuncian la llegada del lobo en las próximas elecciones generales de octubre. Las últimas encuestas confirman que el candidato opositor Luis Inacio Lula da Silva recoge el 40% de votos y mantiene su amplia ventaja de casi veinte puntos sobre su más cercano rival. La consultora Moody's rebajó la perspectiva de la economía brasileña de "estable" a "negativa". La deuda pública federal en títulos de Brasil alcanza ya los 237.000 millones de dólares. Desde Estados Unidos llegaron también malas noticias: el secretario del Tesoro, Paul O´Neill se mostró ayer contrario a que el FMI aumente su ayuda al país, alegando que sus problemas económicos se deben a la inestabilidad política de la primera economía latinoamericana.

Reclamación

Por su parte, el jefe del gabinete de ministros del Gobierno argentino, Alfredo Atanasof, aprovechó ayer la oportunidad para reclamar al FMI que se "concrete rápido un acuerdo razonable con Argentina para que se tranquilice la situación en la región". Argentina debe pagar desde mediados de julio hasta septiembre 5.000 millones de dólares a los organismos multilaterales de crédito, entre ellos al propio FMI, para evitar la quiebra definitiva, y sus reservas están ya por debajo de los 9.900 millones de dólares. Mientras tanto, ayer presentó su dimisión el presidente del banco central de Argentina, Mario Blejer. El funcionario ya había manifestado "diferencias irreconciliables" con el plan económico puesto en marcha por el Gobierno del presidente Duhalde.

El Banco Ciudad de Buenos Aires anunció también ayer que comenzará la próxima semana a devolver por partes los depósitos de sus clientes atrapados en el corralito, con lo que se convierte en la primera entidad financiera argentina que libera los fondos de los ahorradores.

Otro país de la zona, Uruguay, recibió 3.000 millones de dólares del FMI para fortalecer sus reservas, que este año bajaron de 3.000 a 1.600 millones de dólares y liberó la cotización del dólar, que flotaba entre bandas fijas desde hace diez años, con lo que se produjo una inmediata devaluación del 20% del peso por la demanda de los ahorradores inquietos que preferían convertir sus pesos en dólares. Las medidas de ajuste para reducir el déficit fiscal del 4% al 2,5% del producto interior bruto que debe aprobar el Parlamento serán contestadas por las centrales sindicales con una oleada de huelgas y actos de protesta.

Por su parte, el Banco Central de Uruguay intervino ayer a los Bancos Montevideo y Caja Obrera dentro del programa de blindaje financiero acordado con el FMI. El presidente del instituto emisor, César Rodríguez Batlle, asegurá que el próximo lunes los bancos trabajarán normalmente.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 22 de junio de 2002