El paisaje después de la huelga no invita a la esperanza. El Gobierno, a través del secretario de Estado de Empleo, Juan Chozas, asegura que hasta el 2 de septiembre se podrán plantear enmiendas en el Congreso al proyecto de ley que consagra el decretazo. Pero UGT asegura que eso sería mero "bricolaje", que el problema del decreto es de "arquitectura" y hay que derogarlo. La CEOE anima al Ejecutivo a no rectificar ni una coma; los sindicatos se resisten a hablar en público de otro paro general, pero aseguran que la paz social se irá deteriorando si el Ejecutivo no rectifica. Como telón de fondo quedan las elecciones autonómicas y municipales, en mayo de 2003, a las que el Ejecutivo no querrá acercarse en medio de este conflicto.
Juan Chozas: 'El Gobierno usará mucha diplomacia vaticana y horas de pasillo'
UGT: 'El decreto no se arregla con enmiendas de bricolaje sino con una nueva arquitectura'
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El jueves a las nueve de la noche, en la Puerta del Sol, en la primera fila de la manifestación que sirvió de broche a la huelga general, por delante de decenas o cientos de miles de manifestantes, mientras cantaba Ismael Serrano, varios dirigentes nacionales de UGT y CC OO comentaban eufóricos:
-Si el Gobierno no retira el decretazo, después del verano le montamos otra huelga.
Un diputado socialista de la Comunidad de Madrid les respondió medio en broma:
-Hombre, si en vez de hacerlo después del verano la convocáis para febrero, tres meses antes de las elecciones municipales y autonómicas, yo, encantado.
Al día siguiente, con micrófonos delante, ningún dirigente sindical quiso mentar la idea de otra huelga. Cuando se les preguntó qué harían a partir de ahora, los sindicalistas consultados declararon que "la pelota" se encuentra "en el tejado del Gobierno" y que ellos han de limitarse a "administrar el éxito de la huelga".
Fernando Puig-Samper, secretario de Acción Sindical en CC OO, asistente a las cuatro reuniones que los sindicatos mantuvieron con el Gobierno para evitar el paro, avanza su pronóstico de lo que ocurrirá en breve: "En las tres huelgas generales anteriores a ésta, el Gobierno siempre reaccionó igual: primero una especie de pasmo ante el éxito de una huelga. Y después cedió. Así que, transcurridos unos días, alguien dentro del Ejecutivo reconocerá que ésta ha sido la huelga más importante que ha vivido este país, por encima de la del 14 de diciembre de 1988. Porque aunque en aquélla hubo una parálisis general y todos los comercios cerraron y no había nadie por las calles, en ésta las manifestaciones han sido mayores que nunca. Y cuando vean las cifras oficiales de la gente que faltó al trabajo, decidirán negociar".
¿Qué creen los empresarios que hará el Gobierno ahora? "No rectificar", sentencia un portavoz de la Confederación Española de Organizaciones Empresariales (CEOE). "Los sindicatos no han obtenido un respaldo que justifique que el Gobierno cambie una coma del decreto que ha hecho".
¿Y qué hará el Gobierno? "Intentaremos que los sindicatos participen en la tramitación parlamentaria de la ley. Hay un plazo para las enmiendas hasta el 2 de septiembre. Si se nos plantean propuestas concretas a través de los grupos parlamentarios, y siempre que no se aparten de los objetivos finales de la reforma, no tendremos inconveniente en aceptarlas", señala Juan Chozas, secretario general de Empleo. "Ya sé que Cándido [Méndez] ha dicho que el presidente [José María Aznar] ha de llamarles a La Moncloa. Pero yo creo que eso no va a ocurrir. Además, para exigirle a Aznar que derogue el decreto... para eso mejor que no vayan. Lo que hay que hacer ahora es emplear un poco de diplomacia vaticana: horas de pasillo, ver qué enmiendas pueden presentar el PSOE o CiU que acerquen posturas entre el Gobierno y los sindicatos", añade.
El propio Aznar insistió ayer en Sevilla en que no cejará en sus objetivos. Según el presidente, que declinó hacer una estimación de la participación, "es evidente que hubo una convocatoria que no tuvo seguimiento generalizado. Tan evidente que no creo que la cosa necesite más debate. Vamos a continuar con nuestro objetivo de pleno empleo, de reformas económicas, y vamos a tender la mano. Se equivocan los que no consiguen cosas en las urnas y quieren conseguirlas en las calles. España ha generado mucho en bienestar y seguridad y debe seguir por ese camino", informa Peru Egurbide.
Sin embargo, Toni Ferrer, el secretario de Acción Sindical de UGT, espeta ante las enmiendas a la ley: "La salida no puede ser una especie de bricolaje. No es que no nos valga lo que dice el Gobierno, sino que ya se dijo que no. Es un tema de arquitectura, no bricolaje". Puig-Samper parece más abierto en cuanto a las posibilidades de acuerdo. "La tramitación parlamentaria podría ser utilizada en paralelo a una negociación, para rectificar lo hecho y conseguir lo que no se ha hecho. Si el Gobierno quiere podemos abrir una negociación y empezar a discutir en serio. Ahora, si sólo pretende un trabajo de enmiendas, sería sólo un maquillaje", agrega.
"Todo resquicio que suponga un cambio de las medidas se puede utilizar. Pero el Gobierno ha de cambiar de forma radical al menos diez medidas del decreto", señala Rodolfo Benito, hasta hace pocos meses número dos de CC OO y ahora miembro de la ejecutiva. Benito elude, como el resto de líderes sindicales, hablar de otra huelga, pero asegura que si el Ejecutivo no retira al menos esas 10 medidas del decretazo, la conflictividad laboral durante los próximos meses irá extendiéndose a las empresas. "Y lo veremos no sólo a la hora de firmar convenios colectivos, sino cuando algunas empresas quieran utilizar las mayores facilidades de despido que ofrece el decreto para reducir plantillas".
Respecto a la "mano tendida" que ofrece el ministro de Trabajo, Juan Carlos Aparicio, los sindicalistas se preguntan: "¿Qué credibilidad tiene la mano tendida dicho por alguien que valora la huelga como una simple algarada? Tienen que dejarse de retórica y pasar a los hechos. Han de derogar el decreto. Y si no es así nos plantearemos respuestas y movilizaciones. Si Aznar quiere pasar a la historia como un déspota autista, pasará", concluye Ferrer, de UGT.
Mientras, la paz social se resquebraja día a día. "El 20 de diciembre del año pasado conseguimos un acuerdo de negociación colectiva con los empresarios", explica Puig-Samper. "Ese acuerdo, orientado a proteger el empleo, hay que renegociarlo el próximo octubre. Y será más difícil hacerlo, con declaraciones como las de José Luis Cuevas [presidente de la CEOE], que dice que vamos a pagar el error de la huelga con la pérdida de nuestra credibilidad. Las formas en la negociación son importantísimas y se están resintiendo gravemente".
El Gobierno está dispuesto a ceder en las formas, y de hecho ya no habla de perder o ganar el partido. Pero sigue firme en la defensa de la ley: "No queremos ni podemos dejar de cumplir la reforma. Si los sindicatos siguen en sus trece, la ley saldrá tal como está ahora, sin una coma de modificación. Y se aprobará en noviembre. A partir de ese momento, una posible huelga general contra algo que aprueba el Parlamento se entenderá peor", concluye Chozas.
Obligados a reunirse
El Gobierno y los sindicatos tienen citas importantes en las próximas semanas. En teoría, en ninguna de ellas está previsto hablar del decretazo. Pero el secretario general de Empleo, Juan Chozas, hombre clave por parte del Gobierno en la negociación con las centrales, confía en que las reuniones previstas en la agenda sirvan para ir creando 'un clima de entendimiento'. 'Nos tenemos que entender con los sindicatos para negociar el salario mínimo para el año que viene; y eso ha de ser antes de fin de año', señala el representante del Ejecutivo en las negociaciones. 'También hay que revisar los tipos de cotización a la seguridad social', añade el secretario de Empleo, 'y negociar sobre las pensiones y la reforma de la ley básica de empleo... En fin, durante unos días vamos a dejar que bajen los termómetros. Y después, a través de las representaciones institucionales que el Gobierno y los sindicatos tenemos en sitios como el INEM o el Consejo Económico y Social, intentaremos ir limando asperezas. Ni a ellos ni a nosotros les vendrá bien un escenario de confrontación', señaló Juan Chozas. Sin embargo, los sindicatos ven con mucho escepticismo que esas reuniones rutinarias vayan a servir para eliminar el decretazo. 'Es casi un insulto a la inteligencia decir que consultar al Consejo Económico y Social es tender la mano. Si el Gobierno quiere recuperar el diálogo, que retire el decretazo', Toni Ferrer, secretario de acción de UGT.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 23 de junio de 2002