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Sharon acoge como una victoria personal el discurso del presidente de Estados Unidos

Israel lanza una ofensiva contra Hamás en Gaza y vuelve a aislar al presidente palestino

El Gobierno israelí respaldó cada una de las palabras pronunciadas por Bush y recordó que en definitiva su mensaje coincide con el que Sharon ha venido manteniendo desde que ganó las elecciones hace un año y medio.

"Es un discurso histórico", insistía entusiasmado el ministro de Defensa y líder del laborismo Benjamín Ben Eliezer, respaldando así las palabras de otro ministro, Dani Naveh, para quien el discurso es "una gran victoria para Israel". En plena ceremonia de júbilo el movimiento colono trataría de ir más allá de las palabras, efectuar una relectura del mensaje presidencial y exclamar sin sonrojarse que "Bush ha ordenado la expulsión de Arafat".

En el otro lado de la línea verde se detectaba ayer un sentimiento de derrota, pero sobre todo de incomprensión. El discurso provocó una actitud instantánea de rechazo y una oleada de críticas, las más firmes que haya vertido la presidencia palestina contra la Casa Blanca en los últimos años. En un tono dolido, los portavoces oficiales de la Autoridad Nacional Palestina le recordaron a Bush, entre otras cosas que "Washington no podía nombrar a los gobernantes palestinos" y que "Arafat había sido elegido democráticamente por su pueblo en 1996, en una consulta electoral supervisada por Estados Unidos y la Unión Europea".

"Bush y el mundo deben respetar la elección del pueblo palestino. No pienso que los líderes palestinos deban ser nombrados desde Washington", comentaba con acritud el negociador y ministro de Colectividades Locales, Saeb Erekat.

Sin embargo, minutos más tarde la dirección palestina, desde Ramala, decidía rectificar el tono de sus críticas, para efectuar una pirueta diplomática y acoger favorablemente "los serios esfuerzos de Bush a favor de la paz". La nota oficial palestina, en un intento por mitigar los efectos devastadores del discurso y evitar el enfrentamiento suicida con Estados Unidos, pedía finalmente discutir y someter las "ideas" de Bush al resto de la comunidad internacional implicada en el conflicto; Europa, Naciones Unidas y Rusia.

En el plano militar, el Ejército israelí prepara una gran ofensiva contra Hamás en Gaza. Así lo anunció ayer Sharon horas después de que un helicóptero acabara con la vida de dos responsables del Movimiento de Resistencia Islámico Hamás en Rafah. La Autoridad Palestina, previendo la operación y en un gesto inútil por detener el ataque, colocó al jefe religioso de la organización, el jeque Ahmed Yassin, bajo arresto domiciliario.

"Estamos preparando una operación militar masiva contra Hamás en la banda de Gaza, cuyo prólogo habéis visto esta mañana", anunció Sharon. Era la respuesta a las últimas acciones terroristas de Hamás, perpetradas junto con el Frente Popular de Palestina y las Brigadas de Al Aqsa en Jerusalén y en el asentamiento de Itamar y que se saldaron con 31 muertos y más de medio centenar de heridos.

El último y más desesperado desplante de Hamás contra Israel tuvo lugar durante el fin de semana: un acto público y masivo en un campo de refugiados del norte de Gaza, en el que una docena de aprendices de suicida, con el rostro cubierto con una mortaja verde, se despidieron uno a uno de los dirigentes integristas de Gaza, en medio de una multitud que voceaba una y otra vez: "¡Ala u Akbar!" ("¡Alá es Grande!") y les alentaba a atacar sin piedad y hasta el fin de la ocupación militar. Era un claro mensaje a Sharon: los hombres bomba se dirigen hacia Israel.

Horas antes del anuncio de Sharon, como si se tratara de un prólogo de la operación, helicópteros Apache habían abatido a dos dirigentes de Hamás en el sur de la banda de Gaza. Yasser Rizaq, de 29 años, y su lugarteniente, Amir Qoffa, de 28, fueron alcanzados por sendos misiles cuando viajaban por la zona de Rafah en dos taxis colectivos. Los proyectiles acabaron también con la vida de otros cuatro viajeros, entre ellos el chófer de uno de los taxis y un adolescente.

Los preparativos de la ofensiva militar contra Gaza no han hecho olvidar al Ministerio de Defensa israelí el otro objetivo: Cisjordania, donde lentamente, desde hace cuatro días, se han ido acantonando las tropas y blindados. Ayer, tras haber tomado Kalkilia, Nablús, Tulkarem, Yenín, Belén y parte de Ramala, los tanques ocuparon el resto de la capital de Cisjordania y establecieron por cuarta vez bajo cerco a Arafat, que permanece enclaustrado en la Mokata, junto a sus hombres de confianza. La ciudad está nuevamente, como gran parte de la zona, bajo toque de queda. El Ejército ha declarado la región "zona militar cerrada". Sólo permanecen fuera del cerco Hebrón y Jericó.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 25 de junio de 2002